Se llama Azalea, precioso nombre para una preciosa chimpancé de 19 años a la que, desgraciadamente, sus cuidadores le han enseñado a bailar, tocarse la nariz, hasta ahí todo bien… y a encender cigarrillos y llevárselos a la boca.
Eso le pareció gracioso a los directores y trabajadores del Zoo de Pyongyang en Corea del Norte, que después de un tiempo cerrado, ha reabierto sus puertas y necesitaba al parecer, un atractivo que llevara a los visitantes a las instalaciones.
Pues lo han conseguido, pero no sin esfuerzo. Aunque parezca mentira, un entrenador ha gastado su tiempo y sus energías en enseñar a Azalea a fumar, a encenderse los cigarrillos con un mechero y además, ha hacerlo de forma compulsiva, de forma que cuando un pitillo está a punto de acabarse, la chimpancé enciende otro.
Y eso parece que le hace gracia a sus entrenadores y a los ciudadanos de ese peculiar país que acuden como moscas a comprobar cómo se ha convertido en adicta al tabaco una pobre criatura que necesita ya la nicotina más que el alimento.