La Maldición de las hermanas Brontë

0
PRUEBA

Las novelas de las hermanas Brontë: Charlotte, Emily y Anne transcendieron de la época victoriana para convertirse en clásicas.

Charlotte es una de las autoras más reconocidas de la literatura inglesa, cuyo trabajo abrió un camino vetado a las mujeres en el siglo XIX.

Unas niñas con mucha imaginación

El clérigo irlandés Patrick Brontë y su esposa Mary Branwell tuvieron seis hijos (cinco niñas y un niño: Mary, Elizabeth, Branwell, Charlotte, Emily y Anne,), de los cuales, las tres más pequeñas habrían de pasar a la posteridad por sus dotes literarias.

Todos los hijos de la pareja nacieron en Thomton, pero al padre le nombraron rector de Haworth, y allí se trasladaron a vivir, y allí quedó ligada la historia de la familia.

Los niños Brontë comenzaron a estudiar en una escuela para hijos de sacerdotes llamada Cowan Bridge. Sin embargo, el universo de esta familia habría de ensombrecerse con la muerte, en septiembre de 1821, de la madre.

Tres años después, Charlotte y Emily fueron enviadas con sus hermanas mayores, Mary y Elizabeth, al colegio de Clergy Daughters, en Cowan Bridge (Lancashire), donde todas ellas cayeron enfermas de tuberculosis. Mary y Elizabeth volvieron muy graves a Haworth, donde murieron de esta enfermedad en 1825. Por este motivo, y por las pésimas condiciones del colegio, la familia sacó a Charlotte y a Emily del internado.

A su regreso, y para divertirse entre ellos en aquel pueblo aislado, los hermanos Brontë transformaron en su imaginación unos soldados de madera en personajes de una serie de historias que escribieron sobre el reino imaginario de Anglia, propiedad de Charlotte y Branwell, y el de Gondal, que era el de Emily y Anne. Se conservan un centenar de cuadernos escritos a mano, iniciados en 1829, de las crónicas de Anglia, pero ninguno de la saga de Gondal, iniciados en 1834, a excepción de algunos poemas de Emily.

Algunos de estos relatos tendrían cierta relación con las novelas que las tres hermanas Brontë escribieron después.

En 1835 Charlotte ingresó como maestra en el colegio de Roe Head (donde antes había estudiado) llevando a Emily con ella. En 1842 quisieron abrir una escuela privada y, para mejorar su francés, pero antes, para mejorar su francés, las dos hermanas ingresaron en un internado privado de Bruselas. Pero al morir una tía que hacía las veces de madre de la familia, se vieron obligadas a volver a Thomton. Emily se quedó como administradora de la casa y Anne se puso a trabajar como institutriz con una familia cerca de York, en la que también entró a trabajar su hermano como profesor particular de música.

El repentino fallecimiento de una tía de Tras un breve regreso de ambas hermanas a Inglaterra a causa del repentino fallecimiento de una tía que se encargaba de la casa de la familia, las obligó a volver. Emily se quedó como administradora de la casa, y Anne se puso a trabajar como institutriz con una familia cerca de York, en la que también entró a trabajar su hermano Branwell de profesor particular. No obstante, a este lo despidieron acusado de haberse enamorado de la mujer de su patrón y empezó a recurrir cada vez más al opio y a la bebida.

Después, las tres hermanas se dedicaron a publicar novelas. La primera que se publicó fue “Jane Eyre” (1847), de Charlotte, que tuvo un éxito inmediato. Le siguieron un poco más adelante, aquel mismo año: “Agnes Grey”, de Anne, y por último, “Cumbres borrascosas” de Emily.

Cuando las tres regresaron a Haworth, después de haber ido a ver a sus editores, encontraron a su hermano Branwell (1817-1848) a punto de morir.

Emily (1818-1848)

La gran preocupación de sus últimos años fue el cuidado de su hermano Branwell, que resultó la “oveja negra” de la familia. Fracasado en la pintura, despedido del modesto empleo que había logrado en las oficinas del ferrocarril y expulsado de la escribanía de un tal Mr. Robinson por cortejar a su esposa, Branwell fue realmente la cruz de Emily. La adicción a la bebida fue extrema en los últimos años, añadiéndole además el consumo indiscriminado del opio. Emily, aunque severa, de temperamento intransigente y poco efusiva, le atendió siempre con una paciencia y una abnegación ejemplares. Permanecía siempre en pie hasta que Branwell, ebrio y desvariando regresaba al hogar, lo que ocurría con frecuencia a altas horas de la noche, para ayudarle a acostarse. Parece que muchas páginas de Cumbres borrascosas y algunos de sus poemas fueron escritos durante estas vigilias.

En 1846 se publicó “Cumbres Borrascosas” que se ha convertido en un clásico de la literatura inglesa a pesar de que inicialmente, debido a su innovadora estructura y la clara expresión de los sentimientos femeninos fue tenida por indecorosa.

Anne (1820-1849)

Anne, la más joven de las Brontë, es autora de dos novelas que hoy también son clásicas de la literatura inglesa.

A los 19 años, entró de institutriz con la familia Ingham en Blake Hall, pero se encontró con unos niños ingobernables y consentidos a los que no le permitían educar con la disciplina que precisaban, y se marchó por propia voluntad, un tanto frustrados sus ideales educadores. Esta decepcionante experiencia fue luego inspiración para su primera novela “Agnes Grey”.

La corta vida de Anne Brontë, desprovista de todo elemento romántico amoroso. Su tiempo se repartía entre sus clases, sus novelas, sus paseos por la playa de Scarborough en vacaciones, y el cuidado obsesivo que tenían las tres hermanas Brontë por Branwell.

En el caso concreto de Anne, ella compartió con su hermano la enseñanza de los niños de la familia del reverendo Robinson. Lo introdujo personalmente allí con objeto de que diera clases de música al pequeño Edmund con el resultado desastroso de que Branwell se enamoró de Lydia Robinson, la madre de su discípulo. La pasión, que duró dos años y medio, ocasionó un verdadero drama familiar para los Brontë. Branwell se dio a la bebida y al opio.

El alcoholismo del joven Branwell serviría, no obstante, para que Anne escribiese la novela “La inquilina de Wildfell may”, criticada en su tiempo por considerarse que no era “apropiada”, debido a la crudeza del tema, como literatura femenina.

El 24 de septiembre de 1848, Branwell murió a los 31 años; Emily, el 19 de diciembre de ese mismo año, y Anne, el 28 de mayo de 1849. Los tres murieron de tuberculosis (complicada con otras cosas en el caso del hermano. Branwell).

Charlotte (1816-1855)

Trabajó como institutriz durante algún tiempo. Intentó fundar una escuela privada con su hermana Emily, aunque el proyecto no salió adelante.

Sus novelas, como las de sus hermanas, tienen mucho de autobiográficas.

Un año después de su novela “Jane Eyre” (1847) fallecieron sus hermanos Brarwell, Emily, y Anne. Charlotte se quedó sola, con la única compañía de su anciano padre.

“Jane Eyre” es una novela romántica gótica basada en experiencias autobiográficas, escrita con el seudónimo de Currer Bell y dedicada a William Makepeace Thackeray. Se convirtió en un éxito editorial (nadie hasta entonces había escrito sobre el sufrimiento y las pasiones femeninas con tal vehemencia) encumbrando a la autora como una de las mejores novelistas románticas, y es hoy considerada un clásico de la literatura en lengua inglesa.

Publicó “Shirley” (1849), en la que aborda el impacto de la revolución industrial en su Yorkshire natal, y “Vilette” (1853) en la que recupera como argumento su experiencia en el internado de Bruselas que le marcaría para toda la vida reflejándolas en Lucy Snow. De sus experiencias en Bruselas también escribió “El profesor”, su primera obra (donde da cuenta de su enamoramiento de un profesor del internado), pero esta no fue publicada hasta después de su muerte.

Tras la publicación de “Jane Eyre”, Charlotte se convirtió en una escritora de gran éxito en una época en que la literatura estaba reservada para los hombres. La siguiente frase, dicha por ella a un crítico, es quizás la mejor manera de resumir el espíritu de esta inquebrantable mujer: “Para ti no soy hombre ni mujer. Me presento ante ti solo como autora. Es el único estándar bajo el cual tienes derecho a juzgarme, el único terreno en el que acepto tu juicio”.

Llovía sobre mojado. Unos años antes, en Inglaterra, cuando le envío unos versos de juventud en busca de apoyo al poeta laureado Robert Southey este le respondió: ” La literatura no es asunto de mujeres y no debería serlo nunca”).

En 1854 Charlotte se enamora del ayudante de su padre en la rectoría, Arthur Bell Nicholls, y finalmente accede a casarse con él.

Pero su papel de esposa apenas dura nueve meses, el 31 de marzo de 1855, estando embarazada y enferma, muere consumida por la tuberculosis como todos sus hermanos.

La literatura de las Brontë

En otoño de 1845, el descubrimiento por Charlotte de los poemas de Emily las decidió a publicar un libro con las poesías de las tres hermanas, que se editó con el título Poemas por Currer, Ellis y Acton Bell (1846), empleando cada hermana las iniciales de su nombre en los seudónimos. Lo pagaron ellas, pero sólo se vendieron dos ejemplares.

La poesía de Emily Brönte ha sido reconocida como una de las mejores de ese siglo, y sigue siendo admirada por su originalidad, su lírica y sus imaginativas referencias personales.

Este fue el punto de partida para que luego cada una de las hermanas se implica en escribir sus propias novelas. La primera que se publicó fue “Jane Eyre” (1847), de Charlotte, que tuvo un éxito inmediato y provocó un considerable escándalo por la forma directa -“vulgar” para la época- de abordar las pasiones de su protagonista. Aparecieron más adelante en ese mismo año: Agnes Grey, de Anne, una árida revelación basada en los comentarios autobiográficos del bajo nivel material y moral de una institutriz victoriana.; y “Cumbres borrascosas”, de Emily. Durante mucho tiempo la crítica descalificó Cumbres borrascosas. La intensidad de su sentimiento y la brutalidad de los personajes, las energías primitivas de amor y odio que impregnan la novela fueron juzgadas como salvajes y burdas por los críticos del siglo XIX. La especulación sobre la identidad de las autoras se mantuvo hasta que visitaron Londres y se dieron a conocer a sus editores.

La producción literaria de las hermanas Brontë presenta considerables diferencias con respecto a las principales líneas directrices de la literatura victoriana (crítica de costumbres y el idealismo satírico) forjando en sus obras un mundo propio que hunde sus raíces en la tradición.

Les tocó vivir en la sociedad inglesa del siglo XIX, donde las ocupaciones de las mujeres estaban bien delimitadas al ámbito doméstico. La mujer no tenía cabida en el mundo intelectual.

Realizaron su pasión literaria en un entorno hostil, se adelantaron a su tiempo e iniciaron una lucha que años después sería, por fin, ganada.

 

Escrito para azperiodistas.com por Mongutz.