Un libro para conocer La Torca del Carlista, en Bizkaia

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200 páginas repletas de espectaculares fotografías y mapas, coordinadas por Javier Moreno y Iosu Granja, de la Sociedad de Estudios del Medio Natural Enbata

El libro es una excelente muestra del trabajo conjunto del mundo universitario y del espeleológico. La unión de dos realidades que en muchas ocasiones son paralelas, la del conocimiento y la de la exploración, ha dado aquí sus frutos. El alcalde de Karrantza, Raúl Palacio, indica “que la Torca era un espacio que esperaba su conquista con paciencia y con el trabajo de Enbata podemos conocer mejor los enigmas del misterioso mundo subterráneo”.
“Dicen que cuando el primer explorador de la Torca del Carlista descendió los últimos 84 metros de escala volada, desenfundó su cuchillo y lo blandió hacia la oscuridad. Él no esperaba el ataque de animal prehistórico alguno, no creía en la existencia de criaturas fantásticas, pero tampoco fue capaz explicar después por qué echó mano de la navaja. Sin duda, se dejó llevar por un instinto de supervivencia. La cueva lo abrumó de tal manera que se sintió indefenso, ante la inmensidad de la naturaleza, y no supo cómo defenderse”. La Sociedad de estudios del medo natural Enbata presenta de esta forma el libro dedicado a la “Torca del Carlista”, una de las mayores cavidades subterráneas del mundo y la cuarta de Europa, ubicada en la localidad de Karrantza, Bizkaia.

Según la tradición popular la gran sima, ubicada en Ranero, en los límites de Bizkaia con Cantabria, era conocida desde hace siglos por los pastores del lugar forjándose la leyenda que, desde el siglo XIX aseguraba, que un oficial carlista perseguido por los liberales cayó allí desapareciendo para siempre. Ese hecho también dio nombre al cercano Pico del Carlista. El nuevo libro, editado por Sua con el apoyo del ayuntamiento de Karrantza y del Gobierno Vasco, detalla las características geológicas de la Torca del Carlista y de la cueva de Pozalagua, ambas en el karst de Ranero, y define su contexto geológico, detalla su inventario faunístico, comenta su marco cultural y enumera las expediciones realizadas desde 1957, en un trabajo repleto de imágenes y cuadros explicativos.
Las dimensiones de la cavidad son colosales para los espeleólogos cuyas expediciones comienzan en el aparcamiento de Pozalagua, en el Barrio de Ranero (Karrantza Harana, Bizkaia). Una fuerte pendiente de 230 metros de desnivel y 800 de caminata separan este punto de la boca de acceso a la sima. Una senda sube por la ladera y atraviesa el farallón de quince metros que franquea el último trecho del collado. La boca de la sima se esconde justo detrás, en un lapiaz a los pies del pico del Carlista, con unas dimensiones de 4 m por 2 m y en un eje NNE-SSW. Desde ahí hasta la Sala GEV el trayecto es totalmente vertical.

“De no ser por un azar geológico –la creación de una pequeña grieta entre fracturas de roca–, la Torca del Carlista seguiría dormitando bajo las Peñas de Ranero. Afortunadamente, este capricho de la naturaleza regaló a los espeleólogos la única vía de acceso a uno de los espacios subterráneos más extraordinarios del planeta” comenta el libro. Tras descender los primeros 17 metros de la campana, con el abismo bajo sus pies, los espeleólogos instalan la última cabecera en una repisa (a -68 m). Desde aquí la cuerda cae sin ningún obstáculo hasta la base: ochenta y cuatro metros de vertical volada.

El sector Pozalagua está situado en la zona occidental de la parte alta. Un arco de 100 metros de ancho y 20 de alto preserva la unión de los dos vacíos, y en su parte norte se observa la llegada de una veta de dolomía. Este volumen queda interrumpido de manera abrupta por una gran montaña estalagmítica. Las diferentes topografías indican que esta montaña actúa como muro medianero con la Cueva de Pozalagua: al otro lado, detrás de unos veinte metros de concreción, las visitas turísticas pasean entre focos y pasillos delimitados. No parece haber dudas sobre la hermandad geológica entre Pozalagua y Carlista. Para alcanzar desde la base de la vertical el segundo de los volúmenes, la Sala Manuel Iradier, los espeleólogos han de descender la “montaña” de bloques en dirección SSW (220º), eje que deberán mantener para evitar perderse en el caos de derrubios.

El libro destaca que “no resulta extraño encontrar expediciones que, incapaces de encontrar la cuerda de ascensión, deambulan durante horas entre bloques. Camino a la Sala Manuel Iradier, los espeleólogos cruzan el monumental arco de 30 m de ancho y 20 m de alto que da paso a la parte baja de la Sala GEV”. La Sala Manuel Iradier tiene unos treinta metros de altura, con una gran bloquera por suelo y paredes muy verticales que continúan hasta la Sala Aranzadi por el sur.

La TORCA ocupa un área de 103.115,41 m2 y un volumen de 2,2 millones de m3. En concreto, la GRAN SALA GEV se extiende en un área de 87.090 m2 y con volumen de 2.140.000 m3, esto es, 8,7 hectáreas y 2 hectómetros cúbicos. Sus dimensiones son 497 m de largo por 287 m de alto y 97 m en su punto más alto de techo.

La más grande de las salas que alberga la Torca del Carlista, la conocida como la Gran Sala GEV, con 87.000 metros cuadrados de área y 2,14 millones de metros cúbicos de volumen. Esto la coloca, con los datos actuales, en la tercera sala más grande del mundo por área, tras la Sala Sarawak en Malasia (154.530 metros cuadrados) y la Sala Miaos en Chica (140.540 metros cuadrados). Es también la décima por volumen. A nivel europeo, la Gran Sala GEV se sitúa como la más grande en área y la segunda en volumen tras la Salle de Verna en Francia. Para hacerse una idea de cuán grande es, baste decir que es más grande que el estadio del Nou Camp. El tramo más largo de la Sala GEV tiene más de 200 metros. Estudios recientes en grandes cavidades han demostrado que estas salas son de hecho muy estables y han permanecido así incluso durante más de un millón de años. Mientras exista un río activo que disuelva y transporte lejos las rocas caídas y los escombros, las salas seguirán creciendo y, aunque a un ritmo muy lento, haciéndose más grandes.

En el caso de la Sala GEV, sin embargo, el río desapareció hace tiempo, por lo que es probable que su tamaño se vaya reduciendo muy lentamente. La Sala bien pudo ser el doble de su tamaño actual en algún momento del pasado lejano, pero quién sabe.

Con el tiempo la Sala se colapsará, creando un enorme agujero en la montaña en un fenómeno llamado tiankeng. La palabra proviene de China, donde se han descrito por primera vez estos colapsos de enormes volúmenes subterráneos. Pero este evento ocurrirá dentro de miles de años.