Las mujeres que conviven con gatos “mostraron sentirse más atraídas por el bondage, la violencia, la zoofilia y el fetichismo; mientras que los hombres, en particular, se sintieron más inclinados hacia el masoquismo, violar y ser violados”.
Así con confirma una investigación publicada en la revista Evolutionary Psychology. Que explica que estas conductas erráticas en el deseo sexual pueden originarse por un parásito cerebral que los gatos pueden transmitirles a sus dueños y que es capaz de afectar el comportamiento de ratas y ratones.
El toxoplasma, un parásito cerebral que es muy común en los gatos, se ha relacionado con la aparición de conductas sadomasoquistas en los seres humanos. El Toxoplasma gondii afecta a miles de millones de personas, alrededor de un tercio de la población mundial, y la mayoría de las veces se transmite a los seres humanos a través del contacto con las heces de los gatos.
El parásito se aloja en el cerebro y en los músculos. Se ha demostrado que el parásito altera la conducta de las ratas, haciendo que se sientan sexualmente atraídas por el olor de la orina del gato, de manera que transmiten el parásito a otros gatos, aunque a menudo suelen morir en el proceso.
Para llegar a estos resultados, los investigadores elaboraron un cuestionario a través del cual recogieron información de 36.564 personas de Eslovaquia y la República Checa, 741 de las cuales estaban infectadas.
Los expertos explicaron que las personas con toxoplasmosis “mostraron sentirse más atraídas por el bondage, la violencia, la zoofilia y el fetichismo; mientras que los hombres, en particular, se sintieron más inclinados hacia el masoquismo, violar y ser violados”.
El autor principal del estudio, Jaroslav Flegr, explicó que el parásito “se aprovecha de que los estímulos relacionados con el sexo y el miedo afectan circuitos cerebrales muy similares.