Unos padres siguen con el embarazo de su bebé aún sabiendo que no sobrevivirá para poder donar sus órganos

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PRUEBA

Abbey Ahern, una madre de 34 años y su marido, residentes Oklahoma, han protagonizado una dura pero altruista historia, que aunque sucedió en 2013, ha saltado ahora a la actualidad.

Esperaban su cuarto hijo cuando los médicos les dijeron que su bebé, una niña, padecía anencefalia, un defecto en el desarrollo de su cráneo y de su cerebro que es imposible de tratar: los niños que lo sufren o mueren en el vientre de sus madres o lo hacen nada más nacer.

El consejo de los médicos fue que la madre se sometiera a un aborto, pero ella y su marido decidieron seguir adelante con el embarazo con la esperanza de que la niña llegara a nacer y poder donar sus órganos para salvar la vida de otros bebés.

La pequeña Annie solo pudo vivir 15 horas. Poco después de nacer, fallecía en el mismo hospital en el que su madre había dado a luz. Tanto Abbey como Robert, los papás, querían que los órganos de Annie estuvieran a disposición de los doctores en caso de que fueran necesarios para un trasplante.

El nacimiento de Annie se produjo el 26 de junio de 2013, pero su historia no se ha hecho famosa hasta ahora, cuando se han publicado unas preciosas fotografías realizadas por Sarah Libby en las que se documentaron las pocas horas de vida de Annie.

Pero a pesar de lo bonito de su gesto, los médicos les comunicaron que muchos de los órganos de Annie no podían ser trasplantados por culpa del bajo nivel de oxígeno que tenía el cuerpo de la pequeña, y que había estropeado muchos de ellos. Aún así, sus válvulas cardiacas sí que pudieron ser trasplantadas y varios de sus tejidos fueron donados a la ciencia.