La “patata caliente” que representa el caso de la intervención del Banco Privada d’Andorra (BPA), no le hace mella al ministro de Finanzas, Jordi Cinca, que no ha podido garantizar que la Agencia Estatal de Resolución de Entidades Bancarias (AREB), instaurada por el Gobierno de Andorra, haga más traspasos entre BPA y Vall Banc, y cada vez quedan menos clientes que puedan estar en disposición de migrar de una entidad a otra.
El ministro defiende lo indefendible, la irresponsabilidad que se le atribuye a la AREB y la posibilidad de que otros países puedan considerar a Andorra como una plaza poco seria, es completa responsabilidad de los organismos del Principado. Las soluciones adoptadas en el caso BPA han tenido unos costes para todas las partes, en conjunto, menores de los sufridos en otras crisis similares.
Lo cierto es que Andorra nunca ha tenido la capacidad de dar una respuesta clara a una situación grave, a los ojos del mercado internacional.
La gran solvencia que pregonaba la banca andorrana, lamentablemente nunca fue alivio de los ahorradores, y a pesar de haberse instaurado la AREB, ésta institución tampoco ha hecho nada para revisar los casos de los depositantes en Europa, por el contrario, se ha encargado de ser un verdadero obstáculo para que los clientes afectados puedan acceder a todos sus depósitos. Peor aún, ni el propio Gobierno de Andorra fue capaz de salir al rescate del sistema financiero o de actuar como último prestamista para evitar una crisis de liquidez que arrastró en la desconfianza y el descrédito a su principal filial, el Banco de Madrid, adquirido en el 2011 por BPA.
Por su parte los hermanos Higini y Ramón Cierco, antiguos accionistas mayoritarios de BPA, aún mantienen acciones judiciales abiertas a múltiples jurisdicciones, después de haber ofrecido reiteradamente una salida negociada a una crisis que afecta negativamente al Principado.
Grupo Cierco ha asegurado que el Gobierno de Andorra ha rechazado de manera sistemática el diálogo, y critica la opacidad del proceso relacionado con la intervención de BPA. Los antiguos accionistas del banco andorrano se han mostrado convencidos que la actuación sin sentido del Gobierno de Andorra, y de las instituciones que los han acompañado -principalmente la AREB-, en la gestión posterior de la crisis a raíz de la intervención de la BPA, han dado paso a los peores momentos de la historia financiera reciente del país.