En la actualidad, el diagnóstico de los trastornos del espectro autista sólo puede establecerse cuando el niño tiene dos años y empieza a manifestar de forma recurrente los síntomas característicos. Pero se sabe que el trastorno está en el cerebro mucho antes.
Ahora un grupo de científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Carolina del Norte han implementado el uso de pruebas de imagen por resonancia magnética para observar cómo se conectan y sincronizan las regiones cerebrales. Estas pruebas pueden permitir identificar desde los seis meses de edad qué niños desarrollarán los síntomas del autismo al superar su segundo año de vida.
«Las personas con autismo siguen teniendo desafíos a lo largo de su vida. Pero hay un consenso general en el campo de que el diagnóstico precoz significa mejores resultados», ha asegurado Joseph Piven, autor del estudio.
La investigación dio con el diseño de un programa informático que pude detectar las conexiones cerebrales y la sincronización de las diversas regiones de los que expresarán luego autismo.
A 59 bebés de seis meses, con una 20% de probabilidades de parecer el trastorno, al tenían hermanos mayores diagnosticados de autismo, se les tomaron imágenes por resonancia magnética mientras dormían. Se quería medir la actividad neuronal de 230 regiones que juegan un papel esencial en el autismo al comprender el lenguaje, comportamientos repetitivos o habilidades sociales.
De los 26.000 pares de conexiones en esas regiones, identificaron 974 que revelan el diagnóstico. De hecho, el programa informático al que enseñaron a detectar esas conexiones reveladoras fue capaz de predecir el 81% de los bebés que desarrollarían la enfermedad y diagnosticó a 9 de los 59 bebés. Solo falló en dos casos, ya que cuando todos llegaron a la edad de dos años fueron 11 niños los que desarrollaron autismo.
“Lo más interesante está aún por llegar. En lugar de utilizar sólo un fragmento de información para hacer estas predicciones, podríamos usar toda la información conjuntamente. Creo que este será el futuro del empleo de diagnósticos biológicos para el autismo durante la infancia”, concluye otro de los psiquiatras participante en el estudio.