Al menos 62 muertos y más de 60 heridos es el balance que se maneja por el momento tras el trágico incendio declarado este sábado en el centro de Portugal, en el municipio de Pedrógao Grande.
Al menos 30 de las víctimas, murieron dentro de sus coches, en la carretera, mientras intentaban huir de sus casas viendo que las llamas amenazaban con devorarlas.
La nacional 236 se convirtió en un infierno del que familias enteras no pudieron salir. Una vía estrecha entre desfiladeros que se convirtió en una auténtica ratonera.
«Estamos ante la mayor tragedia de víctimas humanas de los últimos tiempos por un siniestro de este tipo», ha asegurado el primer ministro luso, António Costa.
El sábado por la tarde, un rayo, las altas temperaturas y un terreno devastado por la sequía, se combinaban para desatar un fuego en el centro del distrito de Leiría, en el término municipal de Pedrógao Grande.
El viento se ocupó de propagarlo y generar una tormenta de fuego y extender las llamas a tal velocidad que hizo imposible cortar las carreteras o tomar otras medidas de protección para la población que vivía en las aldeas y municipios cercanos.
Rodeados por las llamas, los habitantes de la zona intentaron huir por carretera y se encontraron con una trampa mortal. La mayoría de los fallecidos viajaba a través de la carretera nacional 236, entre Figueiró dos Vinhos y Castanheira de Pêra.
En esa ruta, las llamas coparon la carretera con tanta rapidez que calcinó los vehículos donde viajaban familias enteras. Al menos 30 personas fallecieron dentro de sus coches. Más de 20 cadáveres fueron hallados calcinados en los andenes de la carretera y en el bosque, donde habían intentado huir a pie, tres víctimas más aparecieron en un cementerio cercano, donde había intentado refugiarse.
El escenario del siniestro ha sido calificado de dantesco e infernal por los servicios de emergencias que encontraron cadáveres irreconocibles y totalmente calcinados, entre ellos varios niños.
Al menos 60 personas eran atendidas en un hospital de campaña. De entre los heridos, 18 permanecen ingresadas con pronóstico especialmente grave.
Las autoridades portuguesas han anticipado que es probable que algunos de los heridos no sobrevivan y que el número de muertos ascienda en los próximos días.
Foto Efe.