Las autoridades portuguesas han comunicado hoy jueves que el devastador incendio que ha dejado hasta el momento 65 muertos y más de 200 heridos, está controlado. Si en un principio se comunicó oficialmente que el fuego había sido fortuito, ahora los bomberos demandan una investigación, en su convencimiento de que fue provocado.
Los más de 1.200 efectivos terrestres, ayudados por los 301 bomberos españoles desplazados al país, comenzarán ahora los trabajos para evitar eventuales reactivaciones del fuego.
La gestión de las primeras medidas de evacuación cuando se declaró el fuego el pasado sábado en el municipio de Pedrógão Grande, han puesto en entredicho la capacidad del Gobierno portugués para reaccionar ante un desastre de estas dimensiones.
Las voces se levantan desde todos los ámbitos, principalmente para criticar que no se cerrara, durante las primeras tareas de evacuación de los vecinos de la zona, la nacional 236; carretera que se convirtió en una trágica trampa, en la que encontraron la muerte 47 de los 65 fallecidos.
Pero es el Jefe del Cuerpo de Bomberos portugués, quien más está pidiendo que se le escuche. Desde el mismo sábado planteaba la posibilidad de que el incendio hubiese sido provocado y no consecuencia fortuita de las condiciones metereológicas.
Lo que en un principio fue una petición a las autoridades para que se enfocara la investigación en otro sentido, se ha convertido en una denuncia. «El fuego ya llevaba activo cerca de dos horas cuando tuvo lugar el problema con los rayos, que provocaron un conjunto de igniciones que aumentaron efectivamente un incendio que era ya de una violencia extraordinaria», ha dicho el presidente de la Liga de los Bomberos, Jaime Marta Soares.
Según Soares , una «mano criminal» pudo estar en el origen de las llamas y no la caída de un rayo como ha venido sosteniendo estos días el Gobierno de António Costa.
