La tercera expedición científica al pecio Nuestra Señora de Las Mercedes ha finalizado con un éxito sin precedentes a nivel mundial, al recuperar dos culebrinas (cañones) del siglo XVI de 4 metros de longitud y más de 2 toneladas de peso cada una, a una profundidad récord de 1.137 metros.
La expedición, organizada por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, en colaboración con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el Instituto Español de Oceanografía (IEO), ha permitido recuperar también otras piezas de excepcional interés documental, como un grifo en bronce, una plancha de cobre perforada a modo de respiradero y tres roldanas de bronce con restos de madera por analizar.
Toda la operación de extracción de las piezas se ha realizado siguiendo el criterio de su singularidad, así como de la información que puedan aportar sobre la vida a bordo de la fragata. En el caso de las dos culebrinas aparecen expresamente citadas en el manifiesto del cargo de la fragata Mercedes en el Archivo General de Indias (Sevilla).
Para la recuperación de las culebrinas y las demás piezas, se ha utilizado el vehículo submarino no tripulado ROV LIROPUS, del Instituto Español de Oceanografía, instalado en el Buque de investigación oceanográfico ‘Sarmiento de Gamboa’.
Santa Bárbara y Santa Rufina, dos culebrinas singulares
De las dos voluminosas culebrinas renacentistas recuperadas se conoce la siguiente información:
1. Santa Bárbara. Data de 1.586. Realizada en bronce, mide 4,30 metros y pesa 2 toneladas aproximadamente. Y pesa casi tres toneladas: unos 2.800 kg. aproximadamente.
Fue encargada en 1.586 por Fernando de Torres y Portugal, conde de Villar Don Pardo y virrey del Perú entre 1.585 y 1.589. El palacio de este virrey se conserva en la ciudad de Jaén convertido en 1986-88 en Museo de Artes y Costumbres Populares. Se trata de una pieza excepcional que, además, documenta un virrey que es muy poco conocido y que tras su mandato fue objeto de injustas campañas de calumnias por la Inquisición, a la que se había enfrentado.
Presenta numerosos campos decorativos en relieve formados por cenefas mitológicas dedicadas a la Abundancia, cuartel con el encargo del conde del Villar, escudo de Castilla y León, el nombre del cañón: Santa Bárbara, y el nombre del artesano que lo fundió: Bernardino de Tejeda. Tiene dos asas de delfines que se repiten en la culata del cañón.
2. Santa Rufina. Data de 1.601. Realizada en bronce, mide 3,80 metros y pesa algo más de 2 toneladas aproximadamente.
Fue encargada por Luis de Velasco y Castilla, virrey de Nueva España (México) y, desde 1.595 hasta 1.603, del Perú. En ambos cargos se ocupó en mejorar las condiciones de vida de los indígenas.
Presenta varios campos decorativos en relieve, cuartel con el blasón familiar de Luis de Velasco, escudo de Castilla y León, y el nombre del cañón: Santa Rufina, y el nombre del mismo fundidor: Bernardino de Tejeda.
Todos estos datos hacen de ambas piezas un documento histórico de primera fila para conocer mejor la historia de los grandes fundidores españoles del s. XVI.