Se ha desarticulado un grupo organizado que se dedicaba a mutilar de forma dolorosa y cruenta los cuernos y rabos de las vacas para facilitar el ordeño. Empleaban un hierro candente en la yema del cuerno de terneras de apenas dos semanas y ponían en las colas una goma elástica que cortaba el flujo sanguíneo.
La Guardia Civil de Navarra, en el marco de la operación ‘Rabona’, ha desarticulado un grupo organizado dedicado a la mutilación sistemática e indiscriminada de cuernos y rabos de las vacas nacidas en sus explotaciones ganaderas ubicadas en la Comunidad Foral. La Guardia Civil ha investigado a tres personas por esta amputación sistemática en aproximadamente 7.000 vacas de raza frisona.
Esta mutilación se producía con el fin de que el manejo de las mismas cuando entren a la sala de ordeño sea más sencillo para los ganaderos.
La investigación comenzó a mediados del pasado mes de junio cuando agentes pertenecientes al Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil de Navarra tuvieron conocimiento de la realización de posibles mutilaciones en explotaciones de bovino sitas en Navarra. Se realizaron varias inspecciones a diversas ganaderías con el resultado de la imputación de tres personas por un delito de maltrato animal.
Durante las inspecciones los agentes pudieron corroborar cómo ningún animal presentaba cornamenta ni cola. Igualmente, los agentes tuvieron conocimiento que la técnica utilizada para el desmoche de las terneras, aproximadamente sobre las dos semanas de vida, consistía en la aplicación de un hierro candente en dicha protuberancia. Dicho instrumento se asemeja a una pistola la cual tiene como cargador una bombona de gas. La aplicación en la yema del cuerno se realizaba cuando la boca del cilindro de la pistola estaba incandescente, administrando posteriormente y en caso necesario un antiinflamatorio.
Del mismo modo, los agentes tuvieron constancia de la técnica empleada para el corte de la cola de los bovinos, consistente en que a los terneros con más de dos semanas de vida, se les administraba anestesia local para posteriormente colocarles una goma elástica en la cola, con el fin de que ésta ejerciera presión y cortara el flujo sanguíneo, provocando de este modo una necrosis, cuyo resultado al cabo de tres semanas era el desprendimiento y caída de la parte necrosada, aproximadamente dos tercios de la cola.
La Guardia Civil ha asegurado que la consecuencia de la amputación de la cola da lugar a la formación de neuromas y éstos pueden causar dolor crónico. Igualmente al no poder ahuyentar a las moscas u otros insectos les genera estrés pudiendo afectar a la conducta y la alimentación, a parte de la posible entrada de insectos o parásitos con las posibles infecciones que pueda acarrear este hecho.