Si eres cliente habitual de Conservas Olasagasti ya te habrás dado cuenta del restyling de la etiqueta de los frascos de bonito del norte y el de los filetes de anchoa del Cantábrico. Ellos estrenan la renovación de etiquetas en los tarros Olasagasti.
Y te preguntarás ¿por qué la han cambiado si la de siempre iba muy bien?
Imagen, marca, esencia.
Los cambios en la imagen de marca son necesarios. Más que los cambios, las mejoras o, al menos, refrescarla un poco de vez en cuando sin perder un ápice de su esencia, de los valores que representa y siendo fieles a su trayectoria.
Mantener actualizada la imagen y la oferta es fundamental. Por ello no cejan en su empeño de ofrecer siempre el mejor producto posible, en invertir en innovación y en repensar las gamas tradicional y ecológica, respondiendo a la demanda.
En definitiva, también la renovación de las etiquetas en los tarros Olasagasti la han hecho por los clientes. Porque son caprichosos, aprecian los detalles, no quieren aburrirse con una imagen permanentemente invariable, sino que esperan que también trabajen en ella y les gusta que les sorprendan… aunque no demasiado.
Una imagen más sexy, más marina, fina y actual.
Dentro de sus posibilidades, y sin perder el norte, Olasagasti ha querido dar una vuelta al etiquetado de sus frascos. Una imagen más sexy, más marina, fina y actual.
El restyling del logo hace ya tres años les obligaba a repensar la presentación de esta gama que a partir de ahora lucirá con su “nuevo” escudo de familia, una fuente más moderna que recuerda a colas de pescado, y una ilusión del fondo del mar con haces de luz que emite el centro de la etiqueta, simulando el océano, siempre cambiante.
Esta especie de ondas marinas ya forman parte de los estuches de filetes de anchoa del Cantábrico. Nos recuerdan también a las olas que mecen los barcos de la flota vasca; Las que traen a nuestra costa el bonito del norte, el atún rojo, las anchoas y la caballa. Las olas tan características del Cantábrico que son nuestra razón de vivir, de trabajar y de disfrutar.
Cambios sutiles, resultados más frescos.
Quizás el cliente ni se había percatado de los nuevos estuches. De eso se trataba. De que el cambio fuera sutil y que los productos permanecieran reconocibles, familiares, aunque con una imagen más “limpia”, moderna y acorde con la andadura de la empresa: Tradicional (no olvidemos que son una conservera), familiar (mantienen su escudo más minimal pero dándole protagonismo) y fresca (acorde con los constantes esfuerzos en innovación y con la nueva generación que pisa fuerte en la empresa).
Los pasos no se dan por capricho. Detrás de cualquier “pequeño” cambio hay un ingente esfuerzo y muchas horas de trabajo con varias personas implicadas. Meses y meses de reuniones, presentaciones, variantes y dudas. No siempre los proyectos salen adelante. Y no siempre se acierta aunque el deseo sea siempre agradar. Esperan haberlo conseguido.