El edificio ARMA PLAZA acogió el pasado viernes la presentación de la exposición ‘J3: el enterramiento más antiguo del País Vasco’. En el acto estuvieron presentes el Alcalde de Hondarribia Txomin Sagarzazu, Carlos Olaetxea representando a la Diputación Foral de Gipuzkoa como director de Gordailua, los arqueólogos Alvaro Arrizabalaga y Mari Jose Iriarte, Juantxo Agirre como representante Aranzadi Zientzia Elkartea, y Goio Uriarte, técnico de Cultura del Ayuntamiento de Hondarribia.
Txomin Sagarzazu agradeció a “Aranzadi Zientzia Elkarteari por su gran labor de socialización y divulgación siempre siguiendo criterios técnicos y científicos. Estamos inaugurando una exposición de un magnífico nivel, y que quiero invitar a la ciudadanía y visitantes a que lo contemplen. Se trata de materiales arqueológicos encontrados en el yacimiento J3 de Jaizkibel, gracias a un proyecto promovido por el Ayuntamiento de Hondarribia y coordinado por la Sociedad de Ciencias Aranzadi”.
Se nos propone un viaje al pasado, exactamente hace 8000 años. En esta exposición han colaborado el Gordailu, Centro de patrimonio cultural mueble, el museo Luberri, Jaizkibel Amaharri y la Universidad del País Vasco.
Historia de un descubrimiento fascinante
La costa vasca y, especialmente el litoral que discurre desde Hondarribia hasta Pasaia a través de Jaizkibel, se convirtió hace 10.000 años en uno de los principales hábitats para las últimas sociedades de cazadores recolectores.
En 1985 Juan San Martín sabía que Jaizkibel era un lugar geográficamente muy interesante para cualquier arqueólogo y estaba interesado en el monte como lugar de trashumancia de pastores desde la Prehistoria, como bien atestiguan los dólmenes.
Este incansable apasionado de Jaizkibel recorrió el monte de punta a punta, a la vez que detectó diversos indicios de la ocupación de este territorio desde la Prehistoria. Uno de ellos fue el abrigo de J-3 donde en 2003, dentro del proyecto de prospecciones y sondeos desarrollado por M.J. Iriarte-Chiapusso y A. Arrizabalaga desde 2001, se encontró el enterramiento más antiguo de Euskal Herria.
Contexto físico: El abrigo J-3
El monte Jaizkibel es un espacio que ha sido frecuentado por el ser humano desde el Paleolítico. J-3 es un abrigo rocoso sobre arenisca formado por la fuerza del viento y la presencia de sedimento muy abrasivo. Este es un factor importante, ya que influye mucho en la conservación de los restos arqueológicos, sobre todo los orgánicos, debido al carácter ácido de su sedimento. El yacimiento se encuentra dominando un emplazamiento sobre un pequeño valle que durante todo el año mantiene un curso de agua dulce.
Pero J-3 se caracteriza por sus conchas y éstas serán cruciales para esta historia.
Hace miles de años, durante el Pleistoceno superior y parte del Holoceno inicial, las sociedades eran cazadoras-recolectoras, y Jaizkibel ofrecía todo tipo de recursos (terrestres y marinos) para sus necesidades de supervivencia. Uno de los hechos más destacables de este lugar es su gran acumulación de restos marinos (principalmente conchas) que consumieron los antiguos ocupantes de este abrigo. ¿Quién iba a pensar entonces que todas estas conchas que comieron nuestros antecesores ayudarían en la actualidad al trabajo de los arqueólogos?
Pero así fue, ya que el carbonato cálcico, de las miles de conchas que se tiraron tras consumirlas, ha contrarrestado la acidez del terreno y así, se han conservado durante miles de años algunos restos de animales y, lo que es más interesante, un enterramiento humano de hace 8.300 años.
El enterramiento más antiguo del País Vasco
Dentro de la actuación arqueológica que se desarrolló en J-3, se localizó parte de la estructura ósea de un individuo, varón de unos 30-40 años de edad, y una estatura en torno al metro y medio de altura. El hecho relevante de este hallazgo es que corresponde a una inhumación en posición fetal y que constituye el enterramiento humano más antiguo del País Vasco, con una antigüedad de más de 8.000 años adscrita a la época cultural denominada Mesolítico.
El modo en que se encontraba depositado este individuo confirma que existió un comportamiento funerario por parte de otros miembros del grupo, ya que el cadáver fue preparado antes de su inhumación. Los procesos de desmembración que se generan durante la descomposición del cuerpo no hubieran permitido recuperarlo en la posición fetal (con los brazos entre las piernas y el tronco), en la que se ha mantenido este individuo durante 8000 años a no ser que lo hubieran atado en esa postura. Un individuo que se encontraba rodeado de conchas, probablemente de las que se consumieron en aquella época.
Mesolítico: una época intrincada
El análisis multidisciplinar de los restos de este ser humano ha demostrado que el individuo tenía en su dieta un importante aporte nutricional de peces capturados a cierta distancia de la costa. Así sabemos que estas últimas sociedades de cazadores-recolectores no sólo conseguían sus recursos en el monte Jaizkibel sino que también explotaban los recursos marinos (lapas, mejillones, almejas, percebes, erizos, etc.) incluso alejándose de la costa, como lo atestigua el hallazgo de restos de peces de la familia de los sargos.
Este yacimiento es relevante porque refleja que los habitantes de Jaizkibel durante el Mesolítico explotaron diversos nichos, rastreando el litoral para recolectar marisco, cazando jabalíes y pescando en el mar, una práctica nueva hasta entonces, quedándose así latente la versatilidad del ser humano en su lucha por la supervivencia.
Análisis biomoleculares del individuo
Los análisis biomoleculares de los restos humanos hallados en J3 indican una alimentación rica en recursos marinos. Estos análisis se realizan comparando los valores de los isótopos del carbono 13 y nitrógeno 15 con patrones de referencia. Esta alimentación es característica de los restos humanos aparecidos en otros concheros a nivel de la costa Atlántica europea.
Modo de vida nómada
Los grupos humanos que habitaron el País Vasco durante el Mesolítico eran cazadores de animales de medio y pequeño tamaño y recolectores de frutos silvestres y recursos marinos. Eran grupos de pequeño tamaño con una movilidad reducida que explotaban todos los recursos disponibles a su alrededor, especialmente los entornos costeros.
Los materiales de piedra encontrados en J3 reflejan la realización de actividades cotidianas. Junto a ellos, otros materiales, como las conchas perforadas, nos permiten entrever el mundo simbólico de estas sociedades. La aparición de las cerámicas marca en el País Vasco el final del Mesolítico y se vincula con la aparición de los agricultores y ganaderos.