Mañana llegarán a todas las tiendas Bizkarra los buñuelos de temporada, como cada año por estas fechas de Semana Santa, para hacer las delicias de quienes no se pueden resistir a un bocado tan delicado como exquisito.
Los buñuelos de Bizkarra tienen un punto de elaboración muy particular: la masa es muy fina y cuando se fríe adquiere una textura esponjosa y ligera. Al morder, el relleno del interior contrasta y completa la sensación y los sabores, deshaciéndose en la boca.
Aunque su receta es sencilla resulta laboriosa, ya que hay que hacerlos al punto. La masa se elabora con harina, huevos, agua, manteca de cerdo, mantequilla, azúcar, una pizca de sal y un toque vino dulce. Primero se hierve el agua con la manteca, la mantequilla y la sal y luego se le añade la harina. Una vez que se ha mezclado bien se retira del fuego. Se añade el vino y los huevos hasta que la masa se queda ligera. Luego se fríen en aceite abundante y se retiran. En Bizkarra se rellenan de nata y crema pastelera.
Todo apunta a que el origen de este dulce tradicional es árabe y muy antiguo, ya que hay recetas que recogen su elaboración desde el siglo XVI. En los países de tradición cristiana los buñuelos están ligados al tiempo de cuaresma. Y también se consumen en la celebración de Todos los Santos.
Según una curiosa historia, los buñuelos surgieron en un pueblo de Málaga llamado Almogía en el año 1090, en medio del asedio de la fortaleza de la ciudad por parte del rey sevillano Mohamed ben Abad Al Motamid. Fue idea de un panadero llamado Abdelaziz ben Drisi el Jabazún que, al ver que escaseaban la comida y la leña para alimentar los hornos, preparó con los ingredientes que tenía unas tortas con masa de agua y harina y las metió en los calderos de aceite hirviendo que se usaban para arrojarlos a los asaltantes.
Su temporada arranca mañana y finalizará en la semana de pascua.