La idea de abrir el restaurante de Donosti La Tracamundana surgió de Romina. No nos conocíamos en el aspecto laboral pero coincidíamos en la visión del proyecto y en que
ambas queríamos crear un proyecto nuestro, mimado, y teníamos claros nuestros principios.
Cada una debía respetar un espacio muy definido: La cocina y la sala con
todo lo que eso conlleva.
Tardamos mucho tiempo en dar con el local que podía permitir a ambas
explotar al máximo nuestro proyecto. Una cocina, para Maite Partido, amplia, que permitiese hacer las cosas con fundamento y además, ¡una parrilla de carbón! ¡Qué mas
se podía pedir!
En sala, Romina Saldaño. Un comedor amplio y una barra larguísima para poder poner en
marcha una variedad de servicios muy amplia.
Todo parecía perfecto en el antiguo E4 y, además, yo había trabajado unos
meses asesorando el local por lo que conocía perfectamente la cocina.
Las obras han sido agotadoras, hemos intentado estirar el presupuesto al máximo, pero como en todas las obras siempre había sorpresas. Hemos quitado a mazazos baldosas, grasa por todas las esquinas, cacharros de todo tipo, acuchillado, barnizado, nuestras parejas han tenido que ponerse el chandal y limpiar sin descanso, la gestión de los gremios
que siempre es complicada y nuevas sorpresas que han ido surgiendo como el ascensor que fue revisado y puesto a punto y ahora resulta que tenemos que cambiarlo.
No hemos tenido acceso a ninguna financiación así que todo nuestro entorno, Keler, Cafés Barasategi, todos han arrimado el hombro para que este proyecto pudiese al fin abrir sus puertas. ¡A los que estamos realmente agradecidas!