Condenado a siete meses de cárcel un Guardia Civil por consumir cocaína en el cuartel de Intxaurrondo

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PRUEBA

El Tribunal Supremo ha condenado a un agente de la Guardia Civil del puesto donostiarra de Intxaurrondo a siete meses de prisión por consumir alcohol y cocaína mientras estaba de guardia.

 Los hechos, según esta sentencia, ocurrieron en la madrugada del 30 de octubre de 2016 cuando este cabo formaba parte del retén de guardia, teniendo a su disposición armas cortas y largas. Entre otros episodios, un compañero le encontró «en estado de muy alta excitación, haciendo aspavientos con las manos, pronunciando frases incoherentes, con halitosis alcohólica» e intentando guardar un botellín de cerveza en el chaleco antibalas.

Poco después le encontraron dormido en la sala de monitores con los pies encima de la mesa del escáner, reconociendo ante un suboficial que «simplemente había consumido unas cervezas al  mediodía cuando había estado viendo el partido de fútbol». Sus análisis de orina dieron positivo en cocaína, como un pañuelo que había intentado esconder en un bolardo cercano a la garita cuando fue encontrado por sus compañeros.

La sala de lo militar del Tribunal Supremo, en una sentencia de la que ha sido ponente el magistrado Francisco Javier de Mendoza, ha decidido confirmar los siete meses de cárcel que impuso a este cabo el Tribunal Militar Territorial Cuarto por un delito de «embriaguez en acto de servicio de armas». La resolución también le suspende de empleo durante el tiempo de la condena.

«La muy guarra»

La sentencia describe como primer episodio que este cabo se acercó al pabellón donde estaban otros dos agentes en este cuartel de Intxaurrondo: utilizando el móvil de uno de ellos llamaron a una agente del puesto para cantarle «una canción de corte obsceno» que incluía la frase «la muy guarra». Cinco minutos más tarde recibió otra llamada en la que le preguntaron si «le gustaba mas el espeto de una forma o de otra» y una tercera llamada «en la que escucha la palabra «bukake».

El que hablaba era el guardia civil condenado pero, según declaró la agente al ser una llamada a través del manos libres, «había un cierto ambiento festivo o de jolgorio». Preguntado por un subfoficial, el cabo reconoció que «le habían cantado una chirigota».