Castillo de Mendoza : historia del vino, lagares rupestres

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Desde la Bodega Castillo de Mendoza, bodega de Rioja Alta, sabemos que el elemento simbólico más importante de La Rioja es sin duda alguna el vino. No sólo como producto y actividad económica sino como referente social y cultural de una región en la que una importante parte de sus fiestas y tradiciones giran en torno a este producto.
Igualmente, en el «origen» o primeras muestras de actividad bodeguera del vino Rioja nos encontramos con numerosos lagares rupestres de piedra. Estos lagaraes son excavaciones en la roca que solían estar junto a los viñedos. Dentro nuestra zona, la Sonsierra, entre las localidades de San Vicente y ábalos concentra casi un centenar de ellos.
Aquí se pisaba la uva y en algunos casos se prensaba, con lo que se elaboraba el vino junto a los viñedos. Los lagares contaban con tres espacios: uno, el mayor, en el que se presionaba la uva con los pies; en el segundo reposaban los orujos, las impurezas, etc.; y en el tercero ya se recogía el mosto mucho más limpio.
Existen tres tipos de lagares.
  1. Los exentos ocupan un bloque de arenisca sin tener ninguna relación con otros.
  2. Los asociados emplean el mismo bloque de arenisca que una necrópolis o un eremitorio, pero no interfieren con ellos.
  3. Los lagares parásitos ocupan el mismo bloque que otro conjunto, aprovechando el constructor la pérdida de calidad de los lugares sagrados, reconvirtiéndolo en un lagar con lo que desaparecía la parte ocupada.

El mundo del vino y su historia es tan emocionante gracias a la larga tradición de esta actividad.