Un policía local de la capital guipuzcoana ha sido condenado a nueve meses y un día de prisión y a la privación del derecho a la tenencia y porte de armas durante un año y un día como consecuencia de un delito continuado de coacciones leves a su pareja. Además, el inculpado no podrá acercarse a la mujer ni comunicarse con ella durante un año y nueve meses.
El hombre, “impulsado” por los “celos”, mantuvo “conductas tendentes a ejercer control”. Para considerar probados estos hechos, la resolución se basa, entre otros, en el testimonio de la perjudicada, así como en el de una compañera de trabajo de ésta y uno de sus amigos.
Este hombre relató durante el juicio que, en una ocasión, cuando regresaba en automóvil tras haber visitado a la víctima, que ya había roto su relación con el agente, fue interceptado por éste, a bordo de un coche patrulla de la Guardia Municipal de Donostia-San Sebastián, e interrogado sobre el lugar de donde venía, la duración de la visita que había hecho a la chica y el nombre de la mujer. Tras facilitarle un nombre distinto al de la víctima, “cesaron” las preguntas del policía, que le permitió “continuar su camino” sin comunicarle “el motivo por el que le había parado “ni solicitarle su documentación”.