La investigación ‘Erasoak’ de la Ertzaintza permite identificar en España a tres personas que captaban a mujeres menores de edad para realizar pornografía online

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Erandio, 29 de noviembre de 2020 

En alguna de las sesiones se conectaron casi cinco mil usuarios de más de 40 países

La Ertzaintza ha culminado recientemente la operación ‘Erasoak’ que ha permitido identificar a tres varones que captaban a mujeres menores de edad para realizar sesiones de pornografía, en ocasiones ante miles de espectadores.  A estas tres personas, residentes en Madrid, Málaga y A Coruña, se les han abierto diligencias como investigadas judicialmente por delitos contra la libertad sexual, realizándose entradas y registros en sus domicilios.

Las primeras informaciones se recibieron en la Ertzain-Etxea de Hernani, siendo asumida la investigación en el mes de febrero por parte de la Sección Central de Delitos en Tecnologías de la Información (S.C.D.T.I.) de la Ertzaintza. Esa sección identificó a personas que estaban captando, a través de Internet, a mujeres menores de edad a las que ofrecían dinero, ropa de marca, la promoción de seguidores en sus redes sociales y otros favores a cambio de realizar en directo conexiones pornográficas online ante usuarios desconocidos. Asimismo con esas sesiones generaban material audiovisual para adultos, que vendían como paquetes de vídeo e imágenes.

Si bien hasta el momento han sido localizadas cuatro víctimas, todas ellas menores de edad de entre 12 y 15 años, residentes en diferentes localidades de Gipuzkoa y Araba, la investigación continúa abierta ya que se sospecha que hay más personas afectadas.

Las diligencias han sido tramitadas ante el Juzgado de Instrucción número 5 de Donostia-San Sebastián y a la Fiscalía de Menores de Donostia-San Sebastián, al ser dos de los presuntos autores menores de edad. Desde ese órgano judicial se ha coordinado la operación ‘Erasoak’ culminada durante los meses de octubre y noviembre, que ha llevado a la acusación de los tres principales investigados y la práctica de entradas y registros en sus domicilios apoyados por recursos de la Guardia Civil. Los tres investigados residen en localidades de Madrid, Málaga y A Coruña. Durante esas inspecciones se han intervenido un número elevado de aparatos de  telefonía e informática, y archivos audiovisuales relacionados con el delito.

Modus operandi

Aunque los investigados no se conocían personalmente, se cree que habían coincidido en diferentes foros de Internet creados para el intercambio de todo tipo de archivos entre usuarios y, entre ellos, ficheros de contenido sexual, siempre a cambio de dinero.

Todos los investigados empleaban la misma forma de operar. En un primer momento, contactaban aleatoriamente con chicas jóvenes que contaban con perfiles abiertos en redes sociales. Así, les enviaban mensajes privados en los que prometían dinero, ropa de marca, móviles, seguidores para sus perfiles de redes sociales y otras compensaciones a cambio de que realizaran conexiones en directo de contenido sexual ante un elevado número de usuarios. En la investigación se comprobó que los delincuentes buscaban especialmente menores de edad para aumentar su lucro.

Si las chicas que recibían los mensajes aceptaban la proposición, los investigados pasaban a controlar su actividad mediática. En primer lugar, intentando ocultar su rastro, ordenaban a las propias víctimas que crearan un perfil en una red social. A su vez, ellos publicitaban el evento a través de diferentes grupos y foros de redes sociales y aplicaciones de mensajería. A modo de ejemplo del enorme poder de propagación y publicidad, a uno de los grupos donde se promocionaban estas actividades delictivas en tan sólo un mes de actividad se unieron 4.891 usuarios de un total de 43 países diferentes.

Una vez finalizada la sesión era común que los usuarios que habían acudido como espectadores contactaran con los investigados para solicitar que las menores se conectaran con ellos mediante una videollamada privada en la que les solicitaban de nuevo actos de índole sexual. El usuario pagaba por el servicio directamente a los investigados, que en ocasiones compartían parte de las ganancias con las víctimas.

Finalmente, toda esta actividad sexual de las menores era capturada en vídeos y fotografías que posteriormente eran publicitados para su venta a través de los mismos foros y grupos de redes sociales en los que se convocaban las sesiones online. Las investigaciones continúan abiertas y no se descarta que se identifique a más personas que pudieran haber participado en diferentes grados en la comisión de estos hechos delictivos.