La pandemia nos deja una ciudadanía vasca más inclusiva y solidaria también hacia la población de origen extranjero

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PRUEBA
  • El índice de tolerancia de la población vasca hacia las personas de origen extranjero marca su récord en el Barómetro de Ikuspegi
  • “La sociedad vasca es consciente de la gravedad de la situación y de que es momento de cerrar filas” ha subrayado Artolazabal
  • Sigue habiendo colectivos estigmatizados, como el pakistaní, el rumano o el magrebí, que despiertan menos simpatías

La pandemia de la covid-19 ha traído consigo una sociedad vasca más compresiva y solidaria hacia las personas en situación crítica y muestra actitudes más tolerantes hacia la inmigración. Así lo refleja el Barómetro 2020 sobre actitudes y opiniones de la sociedad vasca hacia la población de origen extranjero que ha realizado Ikuspegi, el Observatorio Vasco de Inmigración.

El índice de tolerancia de la población vasca hacia las personas de origen extranjero se sitúa en los 65,00 puntos, lo que supone un aumento relevante respecto al barómetro de 2019, cuando era de 60,67 puntos, según han explicado en rueda de prensa Beatriz Artolazabal, consejera de Igualdad del Gobierno Vasco; Patxi Juaristi, vicerrector del Campus de Bizkaia de la UPV / EHU y Julia Shershneva, Directora de Ikuspegi. Es, además, la cifra más alta desde que se mide.

Artolazabal ha destacado que “los resultados que ofrecen los datos parecen indicar que la sociedad vasca es consciente de la gravedad de la situación, de que hay muchas personas y familias en situación crítica y de que es momento de cerrar filas, de ser solidarios”. En este sentido, en el Barómetro la sociedad vasca “se expresa mostrándose comprensiva y con actitudes y posiciones hacia las personas de origen extranjero más inclusivas y tolerantes”.

Hasta ahora, la tendencia era que los resultados obtenidos en el Índice de Tolerancia estaban muy sujetos y relacionados con las dinámicas macroeconómicas, de forma que en los períodos de expansión económica se daban puntuaciones más altas y en las fases de crisis se reflejaba una pérdida de confianza y menor tolerancia hacia las personas de origen extranjero. Sin embargo, la crisis de la covid-19 ha supuesto una situación novedosa que rompe esa asociación.

Por su parte, el vicerrector del Campus de Bizkaia de la Universidad del País Vasco ha destacado que “como sociedad y también como Universidad tenemos que trabajar para hacer desaparecer los rumores y los estereotipos falsos sobre la inmigración. En la UPV/EHU tenemos claro que la educación pública, al igual que el resto de servicios públicos, son derechos universales de todas las personas, independientes de donde han nacido”.

Conclusiones del barómetro

El Barómetro, realizado este último trimestre del año, en pleno escenario de pandemia, refleja que, en general, la sociedad vasca refuerza la tendencia positiva mostrada en los últimos años, mejorando los datos de 2019. Así, destaca la idea de que la sociedad vasca no detecta la inmigración como problema, “nunca ha sido un problema y ahora lo es menos” ha señalado Julia Shershneva, Directora de Ikuspegi. En este sentido, solo un 10,2% de la sociedad vasca considera la inmigración como problema para Euskadi y solo un 2,8% como problema personal, lo que supone el dato más bajo de toda la serie.

Además, con respecto al año anterior se percibe un aumento de los efectos positivos que genera la inmigración en el empleo y la economía.

Ikuspegi también ha observado una tendencia positiva en relación a la presencia de estereotipos falsos y negativos hacia la inmigración extranjera, ya que, en general, cada vez tienen menos apoyo social. De hecho, la sociedad vasca rechaza un sistema de protección social únicamente para las personas autóctonas y considera que tanto la educación pública como la sanidad son derechos para todas las personas.

En cualquier caso, los datos del Barómetro 2020 siguen reflejando la estigmatización de algunos colectivos de personas de origen extranjero, concretamente aquellas de origen pakistaní, rumano o magrebí, que despiertan menos simpatías en la convivencia, siendo esta una postura que se mantiene a lo largo de los años.

En relación al asilo y refugio, los datos sitúan a la población vasca como tolerante hacia las personas solicitantes de asilo y refugio. Casi un tercio de las vascas y vascos, un 32,2%, considera que hay que acogerlas sin ninguna restricción. Si a este dato sumamos a aquellas personas que afirman que tienen que tener acceso una vez que demuestren su condición de perseguidas, la cifra asciende hasta un 73,7%.

A pesar de que las instituciones vascas, en su mayor parte, optan por un modelo de gestión de la diversidad en clave de interculturalidad, el concepto no cala todavía en la sociedad vasca. Esta, sigue optando por un modelo de convivencia “asmilacionista por decantación” (asimilacionismo blando), de manera que aun reconociendo que los procesos de integración demandan un esfuerzo compartido de la población inmigrante y autóctona, depositan en la población inmigrante el mayor esfuerzo por adaptarse a nuestras costumbres y tradiciones.