- Desde el año 2005 la economía vasca ha crecido un 20% mientras que las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) se han reducido en un 27%, según se desprende del último Inventario, correspondiente a 2019.
- Todos los sectores mejoraron respecto al ejercicio anterior, excepto el agrícola, que aumentó un ligero 1%.
- El transporte consolida su cambio de tendencia con dos años consecutivos de bajada, por primera vez en una década.
El proceso de descarbonización en Euskadi se acelera. Esta es la principal conclusión que han destacado Iñigo Ansola, Director General del EVE, y Alexander Boto, Director General de Ihobe, durante la presentación hoy del último Inventario de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEIs) de Euskadi, correspondiente a 2019, el año previo a la pandemia.
Este documento constata que el País Vasco redujo sus emisiones un 2% con respecto a 2018, de manera que la tendencia a la baja es clara: en 1990 (año utilizado de referencia) Euskadi emitía 20,8 millones de toneladas de CO2 equivalente, ascendió hasta 25,5 millones en 2005, pero después se ha producido una evolución descendente hasta los 18,6 millones registrados en 2019. Por tanto, las emisiones han disminuido un 27% respecto de 2005 y un 11% comparando con 1990.
Estos resultados reflejan una evolución positiva, “se han producido en el año 2019 en un contexto de PIB creciente y son previos a la crisis sanitaria del año pasado, por lo que son debidos a mejoras de eficiencia y cambios estructurales, no a la coyuntura”, han subrayado los máximos responsables del EVE e Ihobe.
Desligar crecimiento y emisiones
El Inventario de Gases de Efecto Invernadero 2019 dado a conocer por el Gobierno Vasco se ha presentado, por primera vez, de manera conjunta entre la Sociedad Pública de Gestión Ambiental (Ihobe) y el Ente Vasco de la Energía (EVE). Ambos directores han destacado la compatibilidad de conciliar el crecimiento económico con la reducción de emisiones de GEIs. “Desde el año 2005 ha crecido nuestra economía en un 20% mientras que las emisiones de GEIs se ha reducido en un 27%. Esta bajada de emisiones se produce en un contexto de crecimiento económico que demuestra que es posible deslindar y desacoplar crecimiento y emisiones de gases de efecto invernadero”.
De las cifras observadas en el Inventario, se desprende que las emisiones de gases de efecto invernadero siguen una tendencia incluso mejor que la senda marcada por los objetivos de la Estrategia Klima 2050 de Euskadi, que tiene como meta llegar al año 2030 con una reducción del 40% de las emisiones con respecto a 2005 (y, según este último estudio, ya avanza al 27%).
El Inventario ha seguido una metodología verificada por un equipo externo siguiendo las directrices de la Convención Marco sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas.
Mejora generalizada en todos los sectores
Las emisiones de 2019 recogidas en este informe vienen marcadas por un descenso generalizado en casi todos los sectores, a excepción de un aumento del 1% en el agrícola. El transporte consolida su cambio de tendencia con dos años consecutivos de bajada, por primera vez en una década (-1,3% el ejercicio 2018 y -0,6% en 2019).
También han reducido sus emisiones el sector energético (-3%), el industrial (-3%), el sector residencial y servicios (-6%) y residuos (-2%). Los tres sectores que siguen en cabeza de emisiones son el energético, el transporte y el industrial, al sumar el 86% del total.
Si se analiza desde una perspectiva que tiene en cuenta el hecho de que el energético abastece a los demás sectores, las emisiones estarían lideradas por el transporte (35%) y la industria (29%), seguida del ámbito de la transformación de la energía (13%), mientras que la suma de servicios y residencial sería el responsable del 15% de las emisiones.
Así, tanto la eficiencia energética como las energías renovables son grandes aliados del proceso de descarbonización. Los programas de fomento del uso racional de la energía y los proyectos renovales implementados en los últimos años en Euskadi muestran su efecto beneficioso con la reducción de emisiones al mismo tiempo creando empleo y riqueza.
El Inventario también analiza qué sectores han realizado un mayor esfuerzo en la reducción de emisiones en Euskadi: el industrial (-38% con respecto a 2005), el energético (-42% en el mismo periodo) y residencial (-11%). También disminuyen sus emisiones el sector agrícola y residuos, aunque su contribución es pequeña.
Mientras, el sector servicios ha aumentado un 4% sus emisiones desde 2005 y el transporte es el que más ha crecido de todos (un 14% en ese periodo). Por eso es significativo el cambio de tendencia en los dos últimos años analizados. Es de esperar que en 2020 haya caído aún más, por causas coyunturales de la pandemia. Aproximadamente el 96% de las emisiones de este sector están asociadas al transporte por carretera.
Por otro lado, el ámbito de usos de la tierra, cambio de usos y silvicultura registró en 2019 una absorción de 1,7 millones de toneladas de CO2.
Un año por delante del objetivo de la UE
Poniendo el foco en las emisiones difusas (las producidas por sectores como agricultura, residuos, residencial, servicios, transporte o industria no regulada), Euskadi mejora los objetivos vinculantes marcados desde la Unión Europea para los Estados miembro puesto que ya ha cumplido en 2019 la meta fijada para 2020 de reducir un 10% las emisiones difusas respecto a 2005. De modo que se ha adelantado un año, al alcanzar ya el 11%.
Otra de las conclusiones que se extrae de los datos del Inventario de 2019 es que las emisiones de Euskadi siguen una trayectoria que tiende a cumplir con el objetivo de limitar la temperatura por debajo de 2ºC (-25% en 2030), pero no para alcanzar la meta de 1,5ºC (-45% en 2030). Por ello, desde el Gobierno Vasco se considera que “es necesario aumentar nuestra ambición climática”.
Las emisiones de los sectores regulados dentro de la normativa del comercio europeo de derechos de emisión (sector energético e industria intensiva en consumo de energía) aumentaron en 2019 por la mayor emisión en la producción eléctrica de ciclos combinados, debido a la reducción de producción de electricidad mediante carbón en todo el Estado.
Menos intensidad de emisiones que la media europea
En el contexto europeo, Euskadi aporta el 0,5% de las emisiones totales de la UE. Emite 8,4 toneladas por habitante, un poco por encima de la media europea (de 7,9). Sin embargo, nuestras emisiones difusas son un 8% menores (4,6 frente a 4,9). Y en términos de emisiones por unidad de PIB (intensidad de emisiones), nuestra emisión es 6 puntos inferior a la media europea.
Euskadi tiene una intensidad de emisiones inferior a la media de la UE. Es decir, “somos más eficientes porque generamos más economía emitiendo menos GEIs que la media europea”, han explicado Boto y Ansola. “En los últimos 30 años hemos mejorado la intensidad energética de Euskadi más de un 40%, lo que implica que para realizar una unidad de producto la industria vasca necesita un 60% de la energía que necesitaba en 1991”.
Ambos directores han recordado que, aunque el Inventario no recoge aún los efectos de la pandemia y la reducción de la movilidad durante el último año, los niveles de contaminación se han reducido de forma considerable en Euskadi en 2020. Sobre todo, en el sector del transporte, que era el que hasta hace dos años tenía una tendencia contraria al resto, aumentando sus emisiones de gases de efecto invernadero.
Tanto Boto como Ansola han resaltado que, “al margen de los efectos de la pandemia en la reducción de emisiones, es necesario continuar con las medidas estructurales lanzadas desde el Gobierno Vasco. El 30 de julio de 2019, el año de referencia de este último Inventario, se aprobó la Declaración de Emergencia Climática. Además, en este momento se están buscando compromisos más ambiciosos en materia climática a través de la futura Ley de Transición Energética y Cambio Climático y del plan que la acompañará, además de proyectos como el LIFE Urban Klima 2050 (cofinanciado por la Comisión Europea y donde colabora una veintena de entidades vascas), la Estrategia Vasca del Hidrógeno o iniciativas como Ekiola para la generación de energía sostenible”.