- La Encuesta de Pobreza y Desigualdades Sociales 2020 evidencia un nivel de bienestar “difícilmente comparable en Europa” (90,6% en situación de bienestar)
- Los servicios y programas de protección social han servido de muro de contención y han paliado los efectos económicos de la pandemia
- Se aprecia un incremento de la desigualdad motivado porque las personas más favorecidas se han enriquecido más y no por un mayor empobrecimiento de los colectivos más desfavorecidos
- Las familias de origen extranjero con menores son el colectivo más vulnerable
Vitoria-Gasteiz, 23/06/2021
La consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales del Gobierno Vasco, Beatriz Artolazabal, ha explicado hoy que los indicadores de bienestar y pobreza han mejorado “notablemente” en Euskadi en los últimos dos años, alcanzando la mayor proporción de población en situación completa o casi completa de bienestar. En este sentido, ha añadido que, por primera vez, más de un 75% de la población vasca se encuentra en “completo bienestar” rompiendo así la línea de caída de 2016-2018.
La consejera ha presentado esta mañana en el Salón de Actos del Gobierno Vasco las conclusiones principales de la Encuesta de Pobreza y Desigualdades Sociales de 2020 en Euskadi. Beatriz Artolazabal ha asegurado que “la incidencia de la pobreza real continúa a la baja en los territorios vascos”. De hecho, según ha concretado, durante los últimos dos años se ha constatado una reducción del impacto de la pobreza real, pasando de un 6,1% en 2018 a un 5,6% en 2020… Estos “positivos datos”, según ha dicho, evidencian un nivel de bienestar “difícilmente comparable en Europa”. “Los indicadores de bienestar y pobreza mejoran notablemente en Euskadi en los dos últimos años, a pesar de que la encuesta está realizada en plena pandemia, ha explicado la consejera y ha añadido: “La encuesta evidencia un altísimo nivel de bienestar comparable a los países más avanzados de Europa. Un 90% de la población vasca vive en situación de bienestar, incrementándose en casi diez puntos la población que vive en pleno bienestar”.
Este nivel y aumento de bienestar entre los ciudadanos también es promovido por los servicios y programas de protección social, “que han servido como muro de contención y han paliado los efectos económicos de la pandemia”, según ha destacado la consejera. Además, también ha querido poner el énfasis en el carácter “extraordinario” y en el “esfuerzo” que ha realizado el Gobierno Vasco desarrollando la política de complemento a los ERTEs y de algunos límites existentes en el proceso de control de los factores subyacentes de empobrecimiento.
Artolazabal ha asegurado que “el resultado de esta encuesta demuestra que el sistema ha funcionado y ha mitigado las dificultades de los colectivos más vulnerables. Fuimos capaces de parar el golpe”.
La consejera del Gobierno Vasco ha enumerado las herramientas utilizadas contra las consecuencias de la pandemia: “la flexibilización en el pago de la renta de garantía de ingresos, las PCV, el incremento de las AES, la puesta en marcha de programas sociales contra la pandemia, como Azken Sarea Indartzen o Lehen Urratsa, el complemento a los ERTES…” y ha concluido que “toda esta batería de medidas sociales ha servido para amortiguar la crisis económica generada por la crisis sanitaria”.
Colectivos más vulnerables
Otra de las conclusiones que ha ofrecido hoy la consejera es el incremento de la desigualdad. Según el informe, se aprecia un incremento de la desigualdad pero no por el empobrecimiento de las personas más desfavorecidas, sino porque “las personas más favorecidas se han enriquecido más”.
Por último, según ha detallado Artolazabal, este trabajo también ha querido medir hasta qué punto las carencias generales que se detectan en los hogares se trasladan a la población infantil donde residen. Con carácter general, los datos reflejados demuestran el “decisivo impacto” diferencial que tienen sobre la población menor la presencia no solo de situaciones de pobreza sino de otras formas de precariedad, como la ausencia de bienestar sin presencia de pobreza.
Aunque la evolución es diferente en función del tipo de problemática considerada, y a pesar de que en ningún grupo en función de su posición en la escala pobreza-bienestar se superan niveles del 25% de población menor afectada, el principal problema se vincula con el deterioro observado en el acceso diario de los grupos más desfavorecidos de la población menor a una comida proteínica y a frutas y verduras.
En estos indicadores, las cifras de 2020 muestran una incidencia máxima desde 2016. “Estos problemas están, sobre todo, en familias con menores procedentes de la inmigración”, ha concluido la consejera de Justicia, Igualdad y Políticas Sociales del Gobierno Vasco.