La tecnología permite saber cuántas personas esperan en una marquesina o anticiparse a los picos en el flujo de usuarios, como demuestra la experiencia de los autobuses urbanos de Donostia durante la pandemia. El suyo es uno de los ejemplos que integran el Banco de Casos Prácticos de la Agencia Vasca de la Innovación-Innobasque.
La pandemia obliga a ser especialmente cautelosos en los espacios cerrados, más aún si en éstos no se puede mantener la distancia de seguridad. Todo un problema para los gestores de las empresas del transporte público, que primero tuvieron que enfrentarse a la brusca caída del número de usuarios y, tras el confinamiento, al recelo de quienes temían por su seguridad en las horas y trayectos más concurridos. Adaptarse a los diferentes e inesperados escenarios causados por el coronavirus para ofrecer bajo cualquier circunstancia un servicio de calidad y las mejores condiciones laborales les ha exigido rapidez, imaginación y mucha innovación, como bien sabe la Compañía del Tranvía de San Sebastián popularmente conocida por su marca, Dbus.
La irrupción de la Covid-19 sorprendió a la gestora del transporte público urbano de la capital guipuzcoana ultimando con el desarrollo y puesta en marcha de varios proyectos de digitalización para ajustar el servicio a la demanda real de cada momento, un aspecto que, de pronto y debido a la necesidad de controlar los aforos, había cobrado toda la relevancia y obligaba a pisar el acelerador. Ya no era sólo una cuestión de eficiencia y sostenibilidad; ahora se trataba también de garantizar en todo momento la salud tanto de los usuarios como de los propios trabajadores.
La primera de las soluciones desarrolladas por Dbus (denominada Matriz Origen-Destino) emplea la analítica de datos para hacer predicciones sobre la ocupación de los autobuses en servicio y determinar si va a existir o no la necesidad de reforzar alguna de las líneas. La recogida de datos se realiza gracias al innovador sistema de ‘ticketing’, que, además de facilitar el pago (se puede hacer incluso con tarjeta bancaria ‘contactless’ o las de transporte de Bizkaia y Araba) y monitorizar la ocupación de cada vehículo en todo momento. realiza un detallado registro de cada viaje tomando nota, por ejemplo, de qué trayecto realiza cada pasajero y a qué hora. La tecnología ‘big data’ y el algoritmo desarrollado por la compañía en colaboración con Tecnosis puede, a partir del tratamiento inmediato de toda esa información, determinar qué circunstancias influyen y cómo en el uso de los autobuses urbanos para así predecir con un alto grado de fiabilidad dónde y cuándo hará falta reforzar el servicio.
Por otro lado, la compañía ha podido afinar aún más su adaptación a la demanda de cada momento gracias a otra innovación en la que ya estaba ya trabajando desde 2019 y con la que es pionera en el estado; la sensorización de las marquesinas, lo que permite conocer con precisión el volumen de viajeros que espera en un momento determinado en cada parada y ofrecer una respuesta rápida que evite las aglomeraciones. La encargada de obtener esta información es la visión artificial; la compañía ha comenzado a instalar en las marquesinas sensores infrarrojos que detectan (y cuantifican) la presencia de usuarios esperando tanto dentro de la propia marquesina como en sus inmediaciones e informan en tiempo real al centro de control. Actualmente ya hay doce paradas dotadas de esta tecnología.
Finalmente, la innovación también ha llegado en este caso a la limpieza y desinfección diaria de los vehículos, que se realiza con pulverizadores motorizados (similares a los equipos de fumigación) que garantizan la higienización exhaustiva de todo el interior de los autobuses.