El Lehendakari deposita en el Archivo Histórico de Euskadi, una memoria de dos años de gobernanza y gestión de la pandemia

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PRUEBA
  • El documento titulado “Lecciones aprendidas para el futuro” ha sido remitido al Parlamento Vasco y está disponible en la web Irekia
  • Su contenido describe lo sucedido, ofrece tanto autoevaluación y valoración de la gobernanza de la pandemia, como reflexiones de futuro.
  • Ámbitos de mejora: instituciones sanitarias internacionales, salud pública, atención primaria y socio-sanitaria, seguridad jurídica y co-gobernanza.
  • Prácticas positivas: arquitectura del LABI, respuesta de los servicios públicos, gobierno de lo urgente y lo importante y jerarquía de criterios.
  • En el acto desarrollado en el Archivo esta memoria ha sido también entregada a las tres Universidades vascas, Jakiunde y Eusko Ikaskuntza.
  • El informe sugiere un balance, como país, fundamentado en el análisis de cuatro indicadores: resistencia, resiliencia, solidaridad y pronóstico”.

El Lehendari Iñigo Urkullu Renteria ha depositado hoy, a las 16:00h., en el Archivo Histórico de Euskadi el documento titulado: “Dos años de gobernanza y gestión de la pandemia en Euskadi. Lecciones aprendidas para el futuro”. Simultáneamente, esta memoria ha sido remitida al Parlamento Vasco, y desde esa misma hora se encuentra disponible para toda la ciudadanía en dirección de enlace.

El contenido del documento

El informe de 106 páginas, que ha sido elaborado por el departamento de Presidencia-Lehendakaritza del Gobierno Vasco, se estructura en dos partes y un epílogo. La primera parte, “Descripción”, contiene dos puntos. El primero presenta un recorrido cronológico. Es la historia de 730 días de pandemia en y desde Euskadi. El segundo punto destaca cuatro claves para la valoración de este itinerario: la realización de test, la vacunación, la respuesta social y el incremento de fallecimientos en el periodo COVID.

La segunda parte de la memoria, “Valoración” también se estructura en dos apartados. El primero se detiene en 12 temáticas que, por su relevancia, merecen un análisis específico. El segundo punto esboza de un modo más esquemático un conjunto de aprendizajes que cabe extraer de esta experiencia y un conjunto de reflexiones propositivas para el futuro. El Epílogo presenta un compendio de consideraciones finales en clave de futuro.

El documento está cerrado el 28 de febrero de 2022. Hace dos años, este día se detectaron los dos primeros positivos de COVID-19 en Euskadi. Se ha presentado públicamente el 11 de marzo, hace dos años en este mismo día, la OMS declaraba la pandemia.

El documento tiene dos objetivos, uno mira al pasado y el otro al futuro. Mirando hacia atrás se ofrece una memoria de gestión de dos años de tiempo pandémico, abordada desde el punto de vista de la gobernanza liderada por el Lehendakari, a través del LABI y de las decisiones que ha debido adoptar al frente de la Presidencia del Gobierno Vasco, junto a una valoración abierta de lo que ha supuesto esta experiencia de gestión.

No se trata de una evaluación externa, sino de una memoria hecha desde dentro, desde la sala de mandos. Tiene, en este sentido, carácter de autoevaluación y de valoración. Quienes han tenido la responsabilidad de liderar la respuesta a la pandemia reflejan aquello que ha funcionado, ha sido deficitario, pudo hacerse mejor o hubieran necesitado y no tuvieron.

El segundo objetivo, vinculado al primero, se orienta a extraer lecciones aprendidas y formular reflexiones y sugerencias de futuro. De una parte, los aprendizajes sobre la propia gestión de la pandemia; y de otra, las lecciones que podemos extraer como sociedad sobre nuestros modos de vida y relación. Probablemente, el reto más importante: qué aprendemos de esta vivencia y cómo lo empleamos para mejorar humana y socialmente.

En cualquier caso, no se trata de una valoración definitiva, entre otras cosas, porque la pandemia perdura todavía. Se trata de una parte de una evaluación integral que habrá de sumar miradas de dentro hacia fuera y de fuera hacia adentro, que deberá incluir también el estudio de otros ámbitos y que, además, necesitará tiempo para tomar perspectiva.

Reunión con instituciones representativas del conocimiento académico

Tras depositar este documento en el Archivo Histórico de Euskadi, el Lehendakari ha querido que el primer contraste sobre su contenido y la primera entrega en mano del mismo se hiciese mediante un encuentro con instituciones representativas del conocimiento académico.

De este modo, el Lehendakari, acompañado por la Consejera de Salud, Gotzone Sagardui, y el Secretario General de Transición Social y Agenda 2030, Jonan Fernandez, se ha reunido con Eva Ferreira, rectora de la UPV-EHU, Elena Auzmendi, vicerrectora de la Universidad de Deusto (en nombre del rector Jose María Guibert); Vicente Atxa, rector de Mondragon Unibertsitatea; Juan Ignacio Pérez Iglesias, presidente de Jakiunde; y Ana Urkiza, presidenta de Eusko Ikaskuntza.

En el transcurso de la reunión, el Lehendakari ha presentado el contenido del documento y ha invitado a los presentes a compartir una reflexión, sobre tres referencias: en primer lugar, una primera valoración de las conclusiones del documento recogidas en su “Epílogo”; en segundo lugar, una reflexión sobre aprendizajes que deja la pandemia; y, en tercer lugar, una aportación sobre retos de futuro y transformación para Euskadi.

El Lehendakari ha cerrado esta sesión sugiriendo a las personas participantes en la reunión que, como instituciones académicas y tras la vivencia de la pandemia, puedan ofrecer en los próximos meses una contribución reflexiva sobre las transformaciones de presente y de futuro que Euskadi necesita. En concreto, les ha planteado que esas aportaciones puedan ser presentadas en el Foro Multiagente de Transición Social y Agenda 2030, a través de su Grupo de Trabajo de Transformación Social.

Epílogo: consideraciones finales en clave de futuro

Euskadi también, como el resto del mundo, está sufriendo –ha sufrido– las consecuencias de una pandemia de naturaleza, gravedad y efectos inimaginables. Su impacto ha sido demoledor y desgarrador para la humanidad, las sociedades, las familias y las personas, especialmente para quienes se encontraban en situación de mayor vulnerabilidad; así como para los países, gobiernos, negocios, empresas o actividades.

Desde el primer momento, fue necesario improvisar respuestas a problemas desconocidos, principalmente en los países desarrollados, o aplicar medidas, sin precedentes en la biografía de nuestras generaciones, tales como confinamientos, restricciones, burbujas, cierres perimetrales, o cierre de actividades socio-económicas no esenciales… La pandemia fue imprevista y su comportamiento ha resultado imprevisible con, hasta el momento, seis olas consecutivas de ascenso y descenso en la transmisión de contagios.

  • La metodología para realizar un balance

El objetivo de esta memoria es ofrecer un balance que proyecte lecciones aprendidas. Desde un punto de vista metodológico, la cuestión que se plantea es dónde ha de situarse la clave de valoración para establecer algún tipo de conclusión.

Una visión simplista podría llevar a fijar como referencia de evaluación la ausencia, o la mayor o menor presencia de dificultades, errores o carencias. El indicador de más alta valoración, de este modo, sería el máximo acierto en el conjunto de las respuestas. En la medida en que haya habido problemas, la conclusión, en este caso, habría de ser negativa. Al margen de que ningún país en el mundo aprobaría este examen, este planteamiento supone un desenfoque que no toma en consideración la realidad de lo que ha supuesto una pandemia como esta.

Uno de sus efectos principales, además de las consecuencias de índole humana, ha sido, precisamente, generar problemas y aflorar fragilidades porque nadie estaba preparado para este “tsunami” sanitario, social y económico. Este virus ha desnudado la pretensión humana o política de control, omnipotencia e invulnerabilidad. Nos sitúa en el principio de realidad de la limitación, tanto de nuestra condición humana como de nuestra condición política.

El indicador de referencia para un balance no puede ser la ausencia de dificultades, carencias o errores en la gestión de la respuesta a la pandemia. La valoración debe hacerse dando por hecho que, en un contexto como el vivido, la imperfección y la vulnerabilidad forman parte consustancial del propio proceso. Esta reflexión no debe interpretarse en el sentido de minimizar los desaciertos. Todo lo contrario, la premisa de esta memoria es abordar las fragilidades que ha mostrado la pandemia en cualquiera de los ámbitos, porque esos puntos débiles son el mejor orden del día para la mejora de las políticas públicas.

Tampoco debería interpretarse este argumento acotándolo únicamente a la política institucional. Esta reflexión sobre fragilidades desveladas por la pandemia “toca” a todos los actores sociales, políticos, académicos, científicos, mediáticos, económicos, empresariales o culturales. Lógicamente, no todos tienen la misma responsabilidad; pero a todos ha afectado en alguna medida este golpe de realidad sobre la imperfección de las respuestas y actitudes.

En lo que a la dirección institucional de la gobernanza frente a la pandemia se refiere, debe afirmarse que no estábamos preparados para una emergencia de estas características y que hemos necesitado funcionar en base al método de ensayo-error. Tuvimos que avanzar a tientas y al ritmo de los progresivos descubrimientos científicos. Todavía hoy es mucho lo que la ciencia no sabe sobre el virus. No sabemos cuál será su comportamiento en los próximos meses, si habrá o no una séptima ola; o si nos encontramos en el tránsito de una pandemia a una endemia. Cualquier balance debe partir de este principio de realidad y modestia.

  • Cuatro indicadores

Dicho lo anterior, la pregunta es ¿cuáles son los indicadores para establecer un balance? La hipótesis de trabajo es que esas referencias tienen que ver, al menos, con cuatro diagnósticos que se complementan entre si: resistencia, resiliencia, solidaridad y pronóstico.

  • Resistencia, ¿cómo hemos resistido el golpe? Hemos padecido y atravesado dificultades y graves sufrimientos en todos los ámbitos. La pandemia ha mostrado puntos débiles y de mejora (que han sido señalados en los puntos 3 y 4 de esta memoria). En todo caso, nuestros servicios públicos han aguantado el golpe y han respondido a las necesidades de la ciudadanía. La vacunación o el mantenimiento de la presencialidad en la educación, por poner solo dos ejemplos, son una muestra de resistencia y “auzolana”. Como sociedad, hemos aguantado pruebas durísimas, desde el confinamiento domiciliario hasta severas restricciones. Cada familia y cada persona, cada empresa o entidad ha debido asumir limitaciones y privaciones en su actividad cotidiana. Hemos sufrido; pero Euskadi ha resistido con solvencia.
  • Resiliencia, ¿cuál ha sido nuestra capacidad de adaptación y recuperación ante la adversidad? Estos dos años en Euskadi son la historia de una superación de graves y sucesivos problemas. Cada problema, error, crisis o carencia ha tenido una respuesta en tiempo y eficacia razonables. Desde la falta de respiradores o EPI, hasta las ayudas sociales o los Ertes, pasando por cada Decreto, plan de contingencia o reorganización de los servicios públicos o sanitarios en cada circunstancia. Cada dificultad ha encontrado un cauce de solución. Soluciones, muchas veces imperfectas; pero que han permitido, finalmente, superar los obstáculos sin colapsar ni encallar. A pesar de lo sufrido, esta resiliencia está haciendo posible la recuperación sanitaria, social, económica o emocional de nuestra sociedad.
  • Solidaridad, ¿cómo han funcionado los resortes comunitarios y de cohesión social? Todos los estudios sociológicos reflejan alta sintonía de la mayoría de la ciudadanía vasca con las medidas adoptadas, siendo destacable su cumplimiento. La respuesta social en la realización de test o cribados y, muy especialmente, en la vacunación constituyen un reflejo objetivo. Otra prueba de este sentido de comunidad ha sido el surgimiento desde la primera ola de iniciativas de voluntariado para ayudar a las personas mayores o más vulnerables. “Guztion Artean” fue su principal exponente. Por otra parte, los ayuntamientos, las Diputaciones Forales y los distintos Departamentos del Gobierno Vasco han abierto líneas de ayuda dirigidas a las personas, familias, entidades o empresas con mayores dificultades. La cohesión social ha sido una prioridad que ha encontrado una plasmación real.
  • Pronóstico, ¿en qué condiciones nos encontramos para seguir progresando como país? La “tempestad” ha provocado impactos que han de ser reparados, pero no se trata solo de reparación, también de relanzamiento y transformación. Tenemos fortalezas. La recuperación económica y del empleo está siendo una realidad. La situación política, institucional, presupuestaria y de servicios públicos es sólida y estable. Durante la pandemia el Gobierno Vasco no solo ha gobernado para responder a la urgencia de la pandemia, también para preparar el futuro y las transiciones tecnológica-digital, energético-climática y demográfico-social. Contamos con el compromiso con la Agenda 2030, el “Programa Berpiztu” de reactivación económica y del empleo, o el proyecto “Euskadi Next” para los Fondos europeos. Se dan las condiciones para seguir progresando como país, el pronóstico es positivo.

Sin autocomplacencia alguna, este análisis permite hacer un balance de tono positivo sobre el resultado de la gobernanza de la respuesta a la pandemia en Euskadi. Un balance constructivo, no porque no hayamos cometido errores, no porque no hayamos tenido carencias, dificultades y graves problemas. Un buen balance, como país, fundamentado en el análisis de los indicadores de resistencia, resiliencia, solidaridad y pronóstico.

Primero, hemos aguantado el golpe, resistencia; segundo, ante cada problema hemos sido capaces de responder, adaptarnos y recuperarnos, resiliencia; tercero, hemos actuado con sentido de comunidad y protegiendo la cohesión social, solidaridad; y cuarto, nos encontramos en buenas condiciones para seguir progresando como país, buen pronóstico.

  • Lo principal de las lecciones aprendidas

Cuatro ámbitos principales que han desvelado fragilidad. Representan campos de las políticas públicas en los que deberemos esforzarnos por procurar su mejora, reforma o adaptación:

  • El asesoramiento científico de las instituciones internacionales. Junto a sus fortalezas, que sin duda las han tenido, también han mostrado puntualmente debilidades en materia de anticipación, coordinación, incidencia o unificación de criterio general y aplicación coordinada. Es fundamental reforzar las instituciones sanitarias internacionales y multilaterales, tanto en recursos humanos, materiales y económicos como en mecanismos de mayor y mejor coordinación entre los ámbitos político y científico.
  • La mejora de servicios propios. La crisis sanitaria ha puesto de manifiesto espacios de fragilidad en los servicios públicos. En el ámbito sanitario es necesario repensar y reforzar la infraestructura del área de salud pública dentro del conjunto del sistema. Del mismo modo, es preciso adaptar, reorganizar y prestigiar la atención primaria y de medicina de familia. Dentro de la estrategia sociosanitaria es preciso reforzar el modelo de cuidados, así como optimizar la prevención en la atención sanitaria en los espacios socioresidenciales.
  • La inseguridad jurídica. La falta de seguridad jurídica ha sido un serio problema añadido para la gobernanza de esta crisis. Deben abordarse las reformas del marco legal estatal para subsanar las distorsiones creadas. En Euskadi, la Ley Vasca de Salud Pública, en tramitación, deberá tener en cuenta las lecciones aprendidas de esta contingencia histórica. Del mismo modo, el acuerdo parlamentario sobre el nuevo estatus de autogobierno debería contemplar la necesidad de cobertura jurídica en contextos de emergencia.
  • La cogobernanza. En materia de coordinación interterritorial hay margen de mejora. En primer lugar, es imprescindible que funcione la relación bilateral entre Gobierno Vasco y Gobierno español. En cuanto a la colaboración multilateral, la Conferencia de Presidentes o los Consejos Interterritoriales necesitan una metodología que, respetando los ámbitos competenciales, permita una cogobernanza efectiva: preparación previa, deliberación compartida, diálogo, interacción, coordinación y, en su caso, gestación de consensos.
  • Cuatro son también los ámbitos que de modo más positivo han contribuido a la gobernanza de la pandemia en Euskadi y que pueden ser considerados como una buena práctica:

La arquitectura del LABI. El Consejo Asesor del LABI, su Comisión Científico-Técnica y los planes “Bizi Berri” han constituido un activo y una ayuda fundamental para la toma de decisiones en un marco ordenado, reconocible y útil para quien lo haya atendido. Esta arquitectura ha hecho posible un ámbito de cogobernanza interinstitucional. Todo ello puede considerarse una buena práctica replicable en contextos de emergencia.

La respuesta de los servicios públicos de Euskadi. Tras dos años, sale reforzada su importancia y la inversión en su adaptación permanente. La crisis pandémica ha puesto a prueba nuestros servicios públicos. Además de enfrentar y superar las dificultades padecidas, los servicios públicos vascos han respondido a las necesidades de la ciudadanía. Su situación ante el futuro es de solidez. Estamos ante una fortaleza de nuestras instituciones de autogobierno que explica un balance general constructivo.

El gobierno de lo urgente y de lo importante. Primero, lo urgente: la respuesta sanitaria y la reacción socioeconómica para ayudar a quien más lo podía necesitar. Segundo, en paralelo, seguir gobernando para el futuro y para las transformaciones que necesita Euskadi: recuperación económica y del empleo, y avanzar en las tres transiciones. En el balance de aprendizajes, esta combinación de respuesta a lo urgente e inmediato, y gobierno de lo importante y estratégico forma parte de los activos de la gobernanza vasca.

La jerarquía y ponderación de criterios en las decisiones. En la toma de decisiones del LABI, se han empleado cuatro criterios: defender la vida y la salud pública, prevenir el bloqueo hospitalario y sanitario, evitar colapsos irreversibles, y amortiguar los impactos socio-económicos. Sobre esta base, el eje nuclear ha sido perseguir el EQUILIBRIO en la ponderación de estos criterios con sensibilidad, responsabilidad, empatía y visión de futuro. El mantenimiento constante de este modelo ha sido un factor de validez determinante.

Finalmente, el balance de la gobernanza ante la pandemia y el buen pronóstico de futuro no podrían sostenerse sin destacar cuatro datos objetivos de importancia clarificadora:

  • Euskadi, su sistema sanitario y su ciudadanía, ha estado entre las comunidades que mayor número de test ha realizado.
  • Euskadi, su sistema sanitario y su ciudadanía, presenta unos resultados de vacunación que se sitúan entre los más altos de Europa.
  • El compromiso de la inmensa mayoría de la sociedad vasca en el cumplimiento de las medidas preventivas.
  • Finalmente y según los datos del INE, Euskadi es una de las Comunidades Autónomas con menor incremento de defunciones en el periodo Covid.

Estos datos reflejan un resultado objetivo y contribuyen a la configuración de un balance consistentemente sustentado.


 

  • Reflexiones para una transformación social y de futuro

Desde el inicio de la pandemia, muchas veces nos hemos preguntado si de esta vivencia saldríamos mejores o peores como personas y sociedad. Probablemente, se dan las condiciones para sostener tanto lo uno como lo otro. Los hechos tienen poder normativo y esta pandemia lo tiene. Es irreversible. Ya ha ocurrido. Nos ha cambiado, nos está cambiando… aunque no sabemos a ciencia cierta cómo lo está haciendo.

Desde un punto de vista político, no es arbitrario afirmar que para salir mejores de esta crisis es necesario acentuar los esfuerzos en la transición energético-climática y ecológica, en la económico, tecnológica y digital, y en la transición social, demográfica y sanitaria. El compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible puede contribuir a mejorar el planeta, el mundo y también Euskadi.

Ahora bien, cuando nos preguntamos si saldremos mejores o peores de esta crisis, también está interpelada la sociedad y cada persona. De cara a profundizar en esta dimensión humana y comunitaria, podemos esbozar cuatro líneas de reflexión para el futuro.

  • Primero, aceptar nuestra vulnerabilidad. La pandemia nos ha mostrado la fragilidad de la condición humana. La autosuficiencia o arrogancia se desmoronan. Humildad es reconocimiento de nuestras limitaciones y actuar de acuerdo a ese conocimiento. La sostenibilidad requiere conciencia de limitación. Los recursos y capacidades son limitados.
  • Segundo, valorar lo positivo disponible. La pandemia nos ha ayudado a valorar lo que teníamos y tenemos, nos ha hecho darnos cuenta de que podemos perderlo. Siempre existe algo valioso para enfrentar la realidad que no debe desdeñarse ni despreciarse. El desarrollo sostenible se fundamenta en el aprovechamiento de lo bueno y positivo disponible. Potenciar las oportunidades entre las dificultades.
  • Tercero, profundizar en una conciencia ética de comunidad. La dureza de la pandemia ha resaltado la importancia del sentido de corresponsabilidad. El bien común o auzolana no son apelaciones; son necesidades reales. Frente al individualismo, es preciso compartir una ética de la solidaridad para la comunidad. Tenemos conciencia para elegir con responsabilidad y sentido ético. Todas y todos podemos hacer nuestra contribución.
  • Cuarto, promover un progreso social y económico a la medida de la dignidad humana. La pandemia nos ha recordado que la persona está en el centro del progreso y que la dignidad humana está vinculada al derecho a la salud, la educación, la protección social o los servicios públicos. Se plasma en la cohesión y el Desarrollo Humano Sostenible. Un compromiso con dimensión global, local y también personal. La dignidad humana es el fundamento de los derechos humanos y representa el sentido de lo que es ser persona.

Cuando han transcurrido dos años desde el inicio de la pandemia, Euskadi se concentra en iniciar una etapa de recuperación, relanzamiento y transformación. La resistencia, resiliencia, y solidaridad demostradas nos hacen sostener un buen pronóstico para el futuro. Con este presente y este horizonte, el Gobierno Vasco expresa y comparte su confianza y determinación.

El 24 de febrero de 2022, cuatro días antes de dar por cerrado este documento, el Gobierno de Rusia ha iniciado una invasión militar sobre Ucrania. La incertidumbre y la amenaza se ciernen otra vez sobre el mundo. Nuevamente, las palabras resistencia, resiliencia y solidaridad adquieren todo su sentido para poder sostener un buen pronóstico de futuro y esperanza.