El Ayuntamiento de Hondarribia comienza con las obras de consolidación y conservación de los torreones IV y V del monte Jaizkibel

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El Ayuntamiento de Hondarribia ha comenzado las obras de consolidación y conservación de los torreones IV y V del monte Jaizkibel. La presentación de las mismas ha tenido lugar recientemente en las inmediaciones del torreón IV, en un acto que ha contado con la presencia del Alcalde Txomin Sagarzazu y del arquitecto hondarribiarra Aritz Díez-Oronoz, uno de los encargados de la obra junto al arquitecto Imanol Iparragirre, que no ha podido estar presente en el acto.

“Estamos ante un proyecto en el que hemos puesto mucho interés desde hace tiempo” destaca el Alcalde Txomin Sagarzazu. “La idea de consolidar y adecentar los torreones del Jaizkibel la comenzamos a madurar allá por el 2019, pero la dichosa pandemia nos ha afectado de lleno. Tras sacarlo a concurso público, la empresa adjudicataria ha sido TEUSA, con un presupuesto de 118.341,79 euros y un plazo de dos meses. El promotor del proyecto es el Ayuntamiento, pero el Gobierno Vasco nos ha dado una subvención de 63.986 euros. Agradecemos la participación del Gobierno Vasco para un proyecto que entendemos es importante para el monte Jaizkibel, y cómo no, para Hondarribia”.

“Desde el Ayuntamiento llevamos varios años realizando diferente trabajos en el mantenimiento y recuperación del monte Jaizkibel. Sin entrar en demasiados detalles, me gustaría citar por ejemplo la publicación del libro ‘Jaizkibel Amaharri’, el proyecto de investigación de las canteras de sillería junto con la Sociedad de Ciencias Aranzadi, la recuperación del acantilado y brezal costero, recuperación del humedal Cladium mariscus de Aizporaundi, la restauración forestal autóctona en diferentes zonas de Jaizkibel, la conservación del helecho Vandenboschia speciosa o la conservación del patrimonio de los valles de las regatas Iturrain, Txurtxipi, Aizporaundi, Erramudi, etc.

“El proyecto cuenta con la autorización de la Diputación Foral de Gipuzkoa en materia de patrimonio y con la coordinación del Departamento de Montes, dependiente de la misma Diputación. Quiero agradecer a los técnicos del Ayuntamiento que están trabajando en el tema, pues al tratarse de un área de especial protección, el trabajo de coordinación con el resto de instituciones es clave” destaca Sagarzazu.

Torreones IV y V

El arquitecto Aritz Diez-Oronoz ha dado más detalles sobre la obra. “Nos centramos en la consolidación y conservación de los torreones IV y V del monte Jaizkibel. Se trata de dos torreones que están en muy mal estado, pues no se ha realizado mantenimiento alguno desde hace muchos años, y además están expuestas en zonas de lluvias y vientos. Se va a consolidar estructuralmente los muros de mampostería de ambos torreones, que haremos con materiales fácilmente transportables y de poca dimensión, debido al acceso dificultoso”.

“Consolidaremos las partes desprendidas que comprometen la estabilidad de los muros con mampostería y mortero de cal, eliminaremos manualmente la vegetación existente, intervendremos en los paramentos, se coserán las grietas existentes, excavaremos los rellenos interiores permitiendo la evacuación del agua, y pondremos en valor las estructuras de ambas torres.

Sobre su historia

Los torreones del Monte Jaizkibel constituyen uno de los testimonios más importantes de la actividad bélica vivida durante el siglo XIX en dicho monte. En la línea de cumbre de la cadena montañosa del Jaizkibel se levantaron seis torreones de los que perviven los restos de cinco. Tres están en Hondarribia Desde ellos es posible contemplar hacia el Sur todo el territorio del corredor Irun-Pasaia y hacia el Norte las laderas del Jaizkibel en su descenso hacia el mar.

La planta de todos ellos es hexagonal de entre 3,3, y 3,5 m de lado, excepto el situado más próximo a Guadalupe cuya planta es cuadrada. Tenían todos ellos altura de dos plantas y terraza. Se conservan únicamente los muros perimetrales, levantados en piedra arenisca, su interior está totalmente vacío.

En la planta baja se abrían algunos pequeños orificios rectangulares que servían de ventilación y para la observación. El acceso no se realizaba por la planta baja sino que se abría en la primera planta, a la que se accedía mediante una escalera, con objeto de hacer más difícil el acceso.