Deusto Business School, Fundación Antonio Aranzabal y Rural Kutxa, presentan un programa de apoyo al talento joven y a las empresas familiares de Gipuzkoa 

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PRUEBA

A principios de 2022, el Observatorio Vasco de la Juventud comunicaba que “si comparamos la tasa de paro de la juventud menor de 30 años con la de la población general de Euskadi, vemos que las personas jóvenes soportan una tasa de paro siete puntos superior a la media (17,1 % entre las personas de 16 a 29 años y 9,9 % en la población general)”. Efectivamente este es un dato preocupante, más cuando además la probabilidad de tener un empleo temporal -respecto a indefinido- de las personas universitarias a los cinco años tras su graduación se sitúa en torno al 40% (Gorjón et al., 2022). En este contexto, muchos jóvenes pueden optar por abandonar sus casas y salir a otros destinos atraídos por expectativas profesionales más interesantes. La pregunta se impone: ¿tiene sentido la inversión en formación de nuestros jóvenes si al finalizar sus estudios este capital no se retiene en el territorio?

Más aún, nuestras empresas luchan por integrar talento en sus organizaciones. La tecnología es hoy un activo al alcance de muchos y es el factor humano en el que radica la competitividad de nuestras empresas. Sin creatividad, flexibilidad, implicación y liderazgo las organizaciones se debilitan, limitando su contribución al territorio, y esto va en perjuicio de todos. Por ello conviene plantear qué puede hacer el territorio en favor de sus empresas. Estudios realizados por la Cátedra de la Empresa Familiar -Fundación Antonio Aranzábal y Deusto Business School- muestran que uno de los factores que el territorio puede pulsar para anclar a las empresas familiares en el territorio es ayudarles a encontrar y retener talento (Martínez-Sanchís, Aragón, Iturrioz, 2021). “Si no cuidamos de las empresas familiares, si no valoramos el compromiso de las familias empresarias, corremos el riesgo de perder una parte fundamental de nuestro tejido empresarial” ha indicado Anton Aranzábal (Patrono de la Fundación Antonio Aranzábal). 

Conscientes de que el problema del empleo es algo que nos afecta a todos y dentro de su estrategia de apoyo a la empresa familiar del territorio, Rural Kutxa, Fundación Antonio Aranzábal y Deusto Business School han firmado hoy, en el campus de la Universidad de Deusto en San Sebastián, un acuerdo para desarrollar el proyecto piloto Programa de Prácticas Empresa Familiar y Talento (PREFYT). Este programa tiene por objetivo conectar el talento joven con las empresas familiares del territorio. Con ello, las instituciones firmantes aspiran a retener el talento en un momento temprano, incorporándolo a proyectos estratégicos de empresas familiares del territorio, evitando de esta manera que estas personas altamente formadas obvien oportunidades atractivas que hay en nuestro entorno por ignorarlas. “Fomentando el emprendimiento e intraemprendimiento, así como la retención de capital humano en el territorio, contribuimos al bienestar y progreso de nuestro entorno” ha comentado Javier Martínez (Director de Acción Social de Rural Kutxa).

Las personas seleccionadas para participar en el programa tendrán ante sí el reto de desarrollar un proyecto estratégico, dentro de una empresa familiar de Gipuzkoa, con proyección internacional. Más allá de la oportunidad laboral que representa, se ofrece la posibilidad de trabajar en una empresa del territorio, con expectativas de crecimiento y la garantía de un plan de carrera profesional ambicioso. “El mercado de trabajo está cambiando y va a cambiar más en el futuro, tenemos que acoger e implicar a los jóvenes en nuestros proyectos”, ha subrayado Álvaro de la Rica (Decano de Deusto Business School).

Los beneficios de este programa redundan en tres colectivos: el colectivo joven y formado, facilitando su participación en proyectos de interés y que puede conocer y ser conocido por empresas enraizadas del territorio; las empresas familiares arraigadas, competitivas y dinámicas, que además de darse a conocer, se hacen visibles entre los jóvenes universitarios del territorio; y con ello, Gipuzkoa en su conjunto también gana, al permitir que nuestro territorio retenga tanto proyectos empresariales arraigados como talento en el territorio para evitar la fuga de jóvenes preparados y potenciar proyectos empresariales. No olvidemos que el bienestar y progreso de la sociedad está unido en gran medida a la competitividad de sus empresas.