La localidad vizcaína de Atxondo esconde entre su tejido empresarial una pyme que hunde sus raíces en 1968 y cuya actividad está centrada en los componentes para el sector de automoción, en concreto las horquillas de freno, que son un soporte de seguridad clave en el conjunto del freno de disco de un vehículo, y donde la protagonista de esta entrevista es líder del mercado en Europa. Se trata de la fundición Draxton Atxondo (antigua Fuchosa), fabricante de este tipo de horquillas para la mayor parte de las actuales grandes marcas de automoción. “Prácticamente la mitad de los vehículos que transitan por calles y carreteras llevan el sello de nuestra empresa”, explica Marta Ratón, gerente de la compañía.
¿Son ustedes uno de esos Campeones Ocultos de los que puede presumir el tejido empresarial vasco?
Podríamos decir que sí, que Draxton Atxondo encaja bien en esta definición, ya que cumplimos con varias de las características asociadas a la misma. Somos líderes en un nicho de mercado internacional como es la fabricación de la horquilla, producto presente en el freno de disco de los automóviles. La mayor parte de nuestra facturación, más del 70%, se produce en mercados internacionales: Alemania, Francia, República Checa, etc. Gozamos de un reconocimiento, yo diría que importante, por parte de nuestros proveedores y clientes, y además, y dando respuesta a lo de “oculto”, es verdad que gozamos de una visibilidad limitada, ya que nuestro producto se vende en un contexto “business to business” y no en un entorno “business to final market”.
¿Cómo alcanza uno el liderazgo de un nicho de mercado tan concreto en Europa como el de las horquillas de freno?
Con una estrategia clara, trabajando con intensidad y unidos. La empresa fue fundada en el año 1968 a partir de una producción generalista, y fue en el año 1996, en un momento complicado, cuando decidimos avanzar en tres líneas estratégicas en las que seguimos enfocados hoy en día y que creo que son las que nos han ayudado a consolidar esta posición de liderazgo en el mercado.
¿Cuáles son?
La especialización, el desarrollo de una ingeniería potente y el crecimiento. Decidimos enfocarnos en el mercado de la automoción y, en concreto, en el freno de disco, que es una pieza de seguridad, que requiere de altas prestaciones. A partir de ahí entendimos que si queríamos ser competitivos en un mercado tan exigente como es el sector automoción necesitábamos contar con capacidades importantes en el área de ingeniería que nos permitieran hablar de “tú a tú” con nuestros clientes y colaborar con ellos en el desarrollo de nuestros productos. Y finalmente apostamos por el crecimiento, pero un crecimiento sostenible y moderado, logrado a través de la inversión en tecnología y desarrollo de conocimiento en la planta.
¿Cómo va a afectar, o lo están haciendo ya, la irrupción del vehículo eléctrico a Fuchosa?
La electrificación nos está afectando en una u otra medida a todas las empresas que formamos parte del sector de automoción. En nuestro caso, el impacto no es directo, es decir, la horquilla de freno sí está presente en el vehículo eléctrico, por lo que, al menos de momento, este impacto no lo tenemos, pero sí que nos está afectando de manera indirecta, marcando el camino de los aspectos claves en los que tenemos que trabajar: reducción del peso de los vehículos a través de nuevos materiales y/o diseños; conectividad y digitalización de nuestros procesos y productos; flexibilidad y agilidad, demandada por los nuevos players que han irrumpido en el sector de automoción; relocalización de las cadenas logísticas, que puede generar nuevas oportunidades, etc.
Cuando hablamos de las horquillas de freno, ¿estamos hablando del ‘producto estrella’ de la compañía?
Sí, sin ninguna duda. A pesar de que estamos inmersos en una estrategia de diversificación controlada y competitiva, que nos ayude a no depender tanto de un único producto, la horquilla de freno sigue siendo nuestro principal producto y Draxton Atxondo continúa siendo el mayor fabricante de horquillas de freno para el mercado europeo, con una cuota de mercado superior al 40%.
Teniendo en cuenta el papel estratégico de la automoción en su core y asumiendo que no están siendo buenos tiempos para el sector, ¿cómo les van las cosas?
Están siendo unos momentos complicados. El sector de automoción, y Draxton Atxondo como parte del mismo, estamos atravesando un “pequeño desierto” durante los últimos años, ya que nos estamos viendo muy afectado por factores como la pandemia, la escasez de semiconductores, el incremento del precio de la energía, que tiene un impacto muy importante en una fundición como somos nosotros, y ahora, por si esto no era suficiente, estamos viviendo las consecuencias de la guerra de Ucrania, que ha originado una reducción muy importante en los volúmenes de producción y ventas. Y todo ello mientras estamos plenamente inmersos en un proceso de transformación hacia la movilidad del futuro: hacia la electrificación, hacia la digitalización, etc. Esto hace que estemos viviendo unos momentos difíciles y de mucha incertidumbre, en el que toca seguir mostrando resiliencia, ser muy flexibles, tomar decisiones muy rápido y, sobre todo, como decía al principio, estar muy unidos.
¿Esa sensación vigente de tener que convivir con la incertidumbre es una realidad que ha venido para quedarse…?
Yo creo que sí. Todo apunta a que, cada vez más, tenemos que adaptarnos a vivir en entornos de constante cambio y a tomar decisiones en situaciones inciertas. La realidad es que el sector de automoción se encuentra en un momento de muchos cambios y retos, y esto genera inestabilidad: la transición hacia la movilidad eléctrica, la conectividad que se requiere cada vez más a los vehículos, los cambios en las pautas de movilidad, la aparición de nuevos players, los cambios en las cadenas de suministro,…. Hay toda una serie de factores que hacen que nos encontremos ante unos enormes retos que aún no están claramente definidos. Así que solo nos queda adaptarnos. Estos últimos años hemos ganado experiencia en gestión de situaciones complicadas y estamos mucho mejor preparados para afrontar esta realidad. Eso sí, tenemos que trabajar mucho incrementando nuestra flexibilidad, digitalizando nuestras plantas y haciéndolas más eficientes y competitivas, para poder adecuarnos a este nuevo entorno.
Desde un plano más personal, ¿cuánto tiempo lleva como plant manager en Draxton?
Estoy en mi décimo año, aunque son ya casi dos décadas en la empresa. La verdad es que tengo la suerte de trabajar en una compañía que ofrece muchas posibilidades de desarrollo profesional a sus empleados y, en mi caso, he podido pasar por diferentes puestos hasta ocupar la función de plant manager, lo cual es muy enriquecedor, ya que te permite conocer la empresa desde diferentes ámbitos.
Y de todo lo vivido en los últimos años, ¿qué saca en claro, qué lección?
En este entorno de incertidumbre y cambio constante, creo que son importantes dos cuestiones. La primera, que es necesario tener claro el foco, cuáles son las cuestiones estratégicas y esenciales para nosotros, tanto en el corto, como en el medio y en el largo plazo. En nuestro caso, la productividad y la flexibilidad son aspectos en los que nos hemos enfocado mucho en el corto plazo, de cara a seguir siendo competitivos. Aun así, hemos intentado no olvidarnos del medio-largo plazo, y hemos seguido invirtiendo en proyectos que son estratégicos para el futuro de la compañía: proyectos tecnológicos, de digitalización, etc. Y en segundo, apalancarnos en nuestras capacidades, que en nuestro caso pasan por competir con eficiencia. Apalancarnos en lo que somos buenos: planta, eficiencia e innovación.
… Y vender la imagen de industria tecnológica, ¿o no?
Lo que es importante es incorporar tecnología en nuestras empresas. Como hemos comentado, estamos atravesando una transformación importantísima y qué duda cabe que la tecnología es clave en esta transformación. Si queremos seguir siendo competitivos y líderes en nuestros mercados, necesariamente tenemos que incorporar tecnología en nuestros productos y procesos. Tenemos que digitalizar nuestras plantas, tenemos que estar conectados con toda la cadena de valor, tenemos que incorporar robotización y automatización a nuestros productos y procesos y, por supuesto, tenemos que generar las capacidades necesarias en nuestros empleados para poder trabajar de forma adecuada con esta tecnología y obtener el máximo rendimiento de la misma. En estos momentos, incorporar tecnología a nuestras plantas, más que una opción, yo diría que es una necesidad para seguir siendo competitivos.