Salva Industrial es uno de los diez mayores fabricantes europeos de hornos para obradores de panadería y pastelería. La empresa, ubicada en Lezo, vende en el extranjero el 70% de sus productos. Ha recibido una ayuda del programa de ciberseguridad industrial del Grupo SPRI, que desde hace tres años cuenta con Basque Cybersecurity Centre (BCSC) como impulsor del ecosistema vasco de ciberseguridad y por tanto también de este programa de apoyo económico.
La empresa surge en 1943 de la iniciativa de los hermanos Jaime y Juan Llordes, quienes en esa época convulsa de la guerra mundial deciden fabricar en San Sebastián un horno para venderlo a un panadero y tener a cambio pan para todo el año. Años después, la empresa, denominada Hornos Eléctricos Salva, se traslada a la actual sede de Lezo, centrándose en la fabricación de hornos para la panadería y pastelería a nivel nacional.
En los años 70 inicia su internacionalización, con la creación de filiales comerciales en el extranjero. Entra en los mercados de Francia, Medio Oriente, Reino Unido y México, hasta llegar a la actual cuota del 70% de internacionalización. En los años 80, adopta su actual denominación, Salva Industrial.
La firma tiene como clientes los supermercados, hoteles y panadería artesana. “Fabricamos hornos y maquinaria para los obradores de panadería y pastelería. Podemos montar un obrador completo”, explica David Llordes, director general de una empresa que se sitúa entre los 10 mayores fabricantes de hornos de Europa. “No tenemos competencia significativa ni en Euskadi ni en España”.
El grupo empresarial está conformado por cuatro empresas industriales especializadas en “hornos y frío en Gipuzkoa y en máquinas en Barcelona y además participamos en una empresa electrónica”. La plantilla se eleva a 160 personas y la facturación llegará este año a los 40 millones de euros, muy por encima de los 26 millones durante la crisis económica por la pandemia.
Tercera generación familiar
La compañía ha llegado ya a la tercera generación. “Es una empresa familiar gestionada profesionalmente”. Vende en más de 100 países de los cinco continentes y los cinco principales mercados están en España, Francia, Australia, México y Medio Oriente. “Somos la empresa guipuzcoana que, en porcentaje, exporta más a Australia”. Y se vanaglorian de su arraigo en el territorio, “con responsabilidad social corporativa. Damos empleo a 50 personas de empresas del tercer sector, porque entendemos que es algo que hay que hacer”.
Salva se basa en tecnología propia. “Todo el I+D es propio, llevamos 75 años innovando”. De hecho, tiene un departamento específico para innovación y desarrollo con 15 personas. El 2,5% del negocio se dedica a la I+D.
La ayuda recibida del Grupo SPRI del programa de ciberseguridad industrial se ha dedicado a una mejora global en su sistemática de seguridad. “Al ser una empresa internacional, es algo que nos preocupa. Además, hemos tenido problemas por hackeos, con suplantaciones de identidad y nos han copiado. Nos ha pasado aquí y en el extranjero”. El programa de ciberseguridad ya está desarrollado e implantado.
Los retos, reflejados en su plan estratégico, pasan por ser un referente mundial en la panadería y pastelería “por la calidad de la cocción de los hornos. Esto es algo fundamental en nuestro sector, lo que llamamos el calor dulce”. La compañía ha desarrollado un horno modular, “que es el más vendido en el mundo y ha sido adquirido por hoteles de 7 estrellas debido a la calidad de cocción.”.
Otro objetivo es el desarrollo en el sector de los supermercados en Europa y “la entrada en el mercado norteamericano, que te exige una certificación que ya tenemos en muchos de nuestros productos, y que es un mercado gigantesco”.