El 93,2% de las mujeres baserritarras de Bizkaia manifiesta que su calidad de vida es muy o bastante buena

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El Departamento de Sostenibilidad y Medio Natural de la Diputación Foral de Bizkaia ha elaborado un estudio sobre la situación de la mujer rural en nuestro territorio que analiza a través de encuestas a baserritarras cuestiones como la formación de estas profesionales o la actividad que realizan dentro de las explotaciones y que servirá como herramienta para diseñar medidas que respondan a las reivindicaciones y necesidades de este colectivo. Este análisis ha contado con un alto nivel de participación, ya que 8 de cada 10 agricultoras a título principal han respondido a los cuestionarios y, además, desvela que el 93,2% de las participantes en él considera que su calidad de vida es muy buena o bastante buena.

Conocer en profundidad cómo es la realidad de las 1.431 mujeres ocupadas en el sector rural nos permite ajustar las políticas que desarrollamos a sus necesidades, nos ayuda a descubrir a través de sus ojos las fortalezas que debemos potenciar y las debilidades que hay que superar. Y eso es fundamental para nuestro propósito de visibilizar y poner en valor su labor y ofrecerles herramientas para que la desarrollen en las mejores condiciones. Este conocimiento es imprescindible para marcar el rumbo de las medidas a adoptar en el presente y en el futuro más próximo para responder a las reivindicaciones de las mujeres rurales, ha explicado la diputada de Sostenibilidad y Medio Natural, Amaia Antxustegi, durante la celebración del Día de la Mujer Rural. Esta jornada de reivindicación del papel de la mujer en el agro se ha desarrollado este año en Mungia, ha contado también con la participación del alcalde de la localidad, Ager Izagirre, y ha servido como marco para presentar el estudio de la Institución foral y el libro ‘Baserritarra eta harro’, de la asociación Landa XXI.

El estudio elaborado por la Diputación Foral de Bizkaia realiza una caracterización sociodemográfica de las mujeres rurales que desvela que prácticamente ocho de cada diez no son agricultoras a título principal (ATP) y que las zonas del territorio en donde mayor medida se asientan estas mujeres son las comarcas de Enkarterri, Durangaldea y Plentzia-Mungia.

La edad media es de 58,27 años, si bien las mujeres ATP tienen un perfil más joven que las que no lo son: la edad media de las primeras es de 51,9 años y la de las segundas, 60,2. Y entre estas últimas, el 36,7% tiene más de 65 años.

El 43,8% de las baserritarras cuenta con estudios primarios, otro 24,4% cuenta con estudios profesionales y un 16% posee títulos universitarios o superiores. Las agricultoras a título principal tienen un mayor nivel formativo que las que no lo son, ya que en un 30% han cursado estudios de Formación Profesional y otro 20,4%, estudios universitarios o superiores.

El 53,3% habla bien o bastante bien euskera y otro 26,7% lo entiende, pero lo habla con dificultad, poco o nada.

En cuanto a la actividad principal que realizan, el 36,1% se dedica exclusivamente a la explotación (porcentaje que, lógicamente, crece hasta el 86,3% en el caso de las agricultoras de título principal), el 26,4% es jubilada o pensionista, el 25,2% trabajadora en otra actividad y el 10,1% se encuentra dedicada a las labores del hogar.

Más de siete de cada diez son titulares de la explotación

Según el estudio de la Institución foral, las cinco orientaciones de actividad que mayor peso tienen entre las mujeres son bovino de cría y carne (42,1%), ovino (11,6%), hortalizas en invernadero (7,8%), hortalizas al aire libre (7,6%) y bovino de leche (4,1%).

Además, el 83,6% tiene la explotación en propiedad, aunque este porcentaje es menor en el caso de las ATPs (77,9%) y un 77,3% es titular de la misma, mientras que un 18,9% posee la titularidad compartida. Entre las agricultoras a título principal, el 70,4% es titular y el 27,1% posee la titularidad compartida.

La media de años que llevan dedicándose a la actividad agraria estas mujeres es de 26,78 años. Y entre las motivaciones por las que se dedican a ella, la principal es la tradición familiar (el 44,3% manifiesta que es la principal razón). De hecho, el 71,1% de las mujeres encuestadas proviene de una familia que se ha dedicado a la explotación agrícola o ganadera y entre ellas, el 63,3% continúa con la explotación familiar.

El estudio también desmonta una creencia entre la población en general que relega a las mujeres a labores diferentes a las de producción y manejo en la explotación, al desvelar que el 78,4% desarrolla esas labores, un 61,3% lleva la administración y contabilidad, el 45% realiza labores de venta, comercialización, y atención al cliente, y el 26,8% se ocupa de la transformación del producto.

En cualquier caso, el estudio desvela que las baserritarras constatan en un porcentaje amplio (57,6%) que existen importantes diferencias entre los hombres y las mujeres que se dedican a esta actividad. Así, por ejemplo, el 83,6% se muestra muy o bastante de acuerdo con que las mujeres llevan en mayor medida que los hombres las tareas propias de las actividades domésticas y familiares a la vez que las de la explotación. El 51,8% considera que se encuentra con resistencias para que los hombres sigan sus indicaciones y sugerencias y el 51,4% manifiesta que ellas son en menor medida que los hombres titulares de la explotación.

Desconocimiento de las ayudas a las que pueden optar

Una de las cuestiones que destacan entre las conclusiones del estudio es el desconocimiento que tienen las mujeres rurales sobre las ayudas y subvenciones a las que pueden optar, lo que se traduce en una utilización muy exigua de las mismas. En ese sentido, sólo 32,3% de ellas conoce las subvenciones por baja maternal y sustituciones y únicamente el 8,5% las han utilizado. Las bonificaciones en inversiones por ser mujeres las conocen el 21,6% y las han utilizado el 10,9% y las acciones de apoyo para el acceso a la titularidad compartida son conocidas por el 9% y las han usado el 2,2%.

En cualquier caso, la valoración de estas iniciativas de apoyo por parte del colectivo que sí han hecho uso de ellas es muy positiva: entre el 84,4% y el 91,3%, dependiendo del tipo de ayudas, las consideran muy o bastantes positivas.

Este desconocimiento es, muy probablemente, una de las razones por las que las mujeres encuestadas que consideran que existen necesidades que no tienen cubiertas (el 53,6%), destaca la demanda genérica de más ayudas, especialmente de carácter económico (34,8%).

Dentro del ámbito de las ayudas, además, el 26,7% señala la necesidad de promover ayudas y medidas para impulsar la conciliación de la vida familiar, laboral y personal y el 11% reivindica que se ponga en valor el trabajo que realizan y se les dé un mayor reconocimiento social e institucional. Entre las mujeres ATP destaca la demanda de mejorar las condiciones de las bajas, la necesidad de más información, formación y asesoramiento y la necesidad de poder realizar sustituciones por bajas.

Junto con el desconocimiento de las ayudas a su disposición, cabe destacar también que el 69% de de las baserritarras no ha oído hablar del Estatuto de las Mujeres Agricultoras, frente a un 28,7% que sí ha oído hablar de él. Entre estas últimas, sólo el 6,7% manifiesta conocerlo mucho o bastante. Respecto a los aspectos de este estatuto que se conocen en mayor medida destacan la cuestión de la titularidad compartida y, por otro, el impulso a la visibilidad y la igualdad respecto al hombre, que se concreta en la fijación de cuotas mínimas de mujeres en los órganos representativos del sector.

Formación

Por otro lado, el 38,4% de las mujeres que trabajan en el sector rural de Bizkaia manifiesta haber realizado actividades de formación relacionadas con la actividad agrícola y/o ganadera, si bien esa proporción se incrementa notablemente entre las mujeres ATP, llegando al 65,4%. La gran mayoría de los cursos que han realizado quienes sí se han formado (78,1%) han estado relacionados con la producción agrícola y ganadera y con un peso relativo mucho menor, cursos de transformación y diversificación y los cursos de gestión.

El 85,7% de las mujeres que han realizado actividades de formación considera que esos cursos han sido muy o bastante útiles.

Respecto a los motivos para no realizar actividades formativas, el 52,1% de las mujeres que no las hicieron alegan que no necesitan formación para su trabajo. Otro 47,4% argumenta falta de tiempo, un 30,4% apunta que carece de información sobre la existencia de cursos y otro 28,4% plantea motivos de edad, mientras que el 16% expone problemas de desplazamiento y un 10,4% plantea que las temáticas ofertadas son poco interesantes.

En otro ámbito, el estudio determina que el 62,4% de las mujeres ocupadas en el sector primario de Bizkaia dedica poco o nada de su tiempo a realizar actividades de ocio y tiempo libre, una proporción que se incrementa en el caso de las agricultoras a título principal hasta el 76,7%. El 22,5% es miembro o socia de alguna entidad (política, cultural, social…) y el 18,9% conoce alguna asociación específica para el impulso de la mujer en el ámbito rural, pero sólo el 4,4% es miembro de una.

‘Baserritarra eta harro’

La jornada de hoy ha servido también como escenario para la presentación del libro ‘Baserritarra eta harro’, que recoge las vivencias de catorce mujeres de Bizkaia que han apostado por el sector primario como opción profesional, contribuyendo así al desarrollo y dinamización del medio rural. Son productoras titulares o cotitulares de sus explotaciones y a todas las une la pasión por su trabajo, que más que una actividad económica es una forma de vida, explican desde la asociación Landa XXI, responsable de esta publicación con la que persigue reconocer el trabajo que realizamos las mujeres en el medio rural y el sector primario y visibilizar ese trabajo en un mundo donde, aparentemente, los hombres son protagonistas.

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