- El servicio de atención telefónica a mujeres víctimas de violencia-Satevi atendió a 1.961 personas el pasado ejercicio
- Las ocho profesionales que gestionan el servicio incidieron en el autocuidado para proteger su estado emocional
- “Cualquier mujer puede ser víctima de la violencia machista, que es la máxima expresión de la desigualdad”, enfatiza Artolazabal
Bilbao, 01/03/2021
El servicio de atención telefónica a mujeres víctimas de violencia-Satevi (900 840 111) modificó su protocolo de actuación durante los meses de confinamiento de 2020 para poder atender a las mujeres víctimas que llamaban en presencia de su agresor. De esta manera, se creó una conversación en clave que requería respuestas con monosílabos de las interlocutoras, facilitando así la conversación sin dar pistas a sus acompañantes del motivo de la llamada. El protocolo sigue activo para situaciones similares.
Esta es una de las principales novedades presentadas hoy en el balance de 2020 del servicio SATEVI. En la rueda de prensa han intervenido, Beatriz Artolazabal, consejera de Igualdad del Gobierno Vasco, y Oiane Zarate, coordinadora del servicio, que han estado acompañadas por Izaskun Landaida, directora de Emakunde, y Lide Amilibia, viceconsejera de Políticas Sociales.
“Ya sabíamos que el 900 840 111 es un servicio esencial; pero, durante los meses en los que casi todo se detuvo, su capacidad de adaptación fue trascendental”, ha señalado Artolazabal.
En el informe de actividad se refleja que las mujeres suelen buscar la ocasión más apropiada para acudir al servicio. Así, el día de la semana que más llamadas se recogen es el lunes, principalmente porque “las mujeres han dejado a los hijos o hijas en la escuela y el agresor no está junto a ellas”, ha explicado la consejera, quien también ha constatado que, durante el confinamiento, esos momentos se desvanecieron y “todos los días eran iguales”.
Precisamente, entre marzo y mayo, coincidiendo con el periodo de confinamiento, las mujeres víctimas tuvieron que buscar otros momentos para alertar de su situación. Satevi recoge en su informe el hecho de que algunas de las llamadas que recibió se realizaron aprovechando que el agresor había salido a hacer la compra o sacar la basura. 830 mujeres víctimas marcaron el 900 840 111 durante ese periodo, de las que 422 convivían con su agresor y otras 408 no lo hacían pese a sufrir violencia y/o amenazas.
La consejera Artolazabal ha reiterado que “cualquier mujer puede ser víctima de la violencia machista” y que esta es “la máxima expresión de la desigualdad de género”. “Estos hombres ejercen violencia sobre mujeres por el hecho de ser ellos hombres y ellas mujeres”, ha recalcado
Por su parte, también el equipo profesional de Satevi, compuesto por ocho mujeres, se vio obligado durante ese periodo a poner en práctica mecanismos de autocuidado, ya que, aun en su propio confinamiento, siguieron atendiendo las llamadas del servicio. En este sentido, establecieron un plan de llamadas y videollamadas para darse apoyo mutuo y mantener el estado emocional neutro que requiere su trabajo.
Balance 2020
A lo largo del pasado año, SATEVI registró 2.674 llamadas pertinentes realizadas por 1.961 personas demandantes. Por territorios, Bizkaia encabeza la lista con el 55% de las llamadas, seguido de Gipuzkoa, con 26%, y Araba, con 16%. Un 3% de las llamadas recibidas procedía de fuera de la CAE, en su mayoría de personas allegadas a víctimas residentes en Euskadi.
Se atendieron a 1.961 personas, de las que 1.322 fueron mujeres que alertaban ser víctimas de violencia. Otras 468 fueron personas allegadas a las víctimas; y 171, profesionales. Del total de las mujeres atendidas 13 se encontraban embarazadas en el momento de la atención, y todas ellas eran víctimas de violencia ejercida por la pareja o expareja.
En todos los casos de violencia de género atendidos se detectó alguna señal de maltrato psicológico, al que se le sumó también maltrato físico en 596 casos (48,10%); económico, en 374 (30,19%), y sexual en 95 (7,67%). Respecto a este último, debe tenerse en cuenta la gran dificultad de visibilizar este maltrato por parte de las víctimas, por lo que se trata de un dato relativo.
Por último, la duración media de las llamadas recibidas en 2020 fue de 27 minutos, lo que pone de manifiesto el carácter de intervención psico-social que tiene este servicio. “No solo se facilita una información o derivación concreta. Se ofrece una intervención en la que se analizan las necesidades de la persona que llama, buscando un itinerario de salida, de cara a promover un acompañamiento continuado al proceso en el que se encuentre” ha explicado Zarate. La duración se asimila a lo que suele darse en una atención psicosocial presencial.
Satevi
El Gobierno Vasco recuerda que Satevi es un servicio telefónico que está abierto 24 horas y 365 días al año; es inmediato, anónimo, confidencial y gratuito, y no deja rastro en la factura telefónica. Además, cuenta con un mecanismo online que permite a las personas con discapacidad auditiva y/o del habla acceder al servicio a través de un canal de video-interpretación atendido por intérpretes de lenguaje de signos y atiende a mujeres que hablan hasta 51 idiomas diferentes.
El 900 840 111 está atendido por profesionales, psicólogas, educadoras y trabajadoras sociales, principalmente, que están en formación continua, no solo en materia de violencia contra las mujeres e igualdad, sino en todas aquellas disciplinas imprescindibles para una atención integral: Derecho, Extranjería o Psicología, entre otros.
Este servicio está dirigido a todas las víctimas de la violencia contra las mujeres en su sentido más amplio, ya que no solo aborda la violencia que sufren las mujeres por parte de su pareja o expareja, sino también la ejercida por algún hombre de su entorno familiar como padres, hermanos, hijos… El abuso, la agresión y el acoso sexual, la trata, la prostitución forzada o el acoso en el ámbito laboral son algunas de las expresiones más comunes de esta violencia contra las mujeres.
El 900 840 111 atiende a todas las víctimas, independientemente de su situación administrativa regular o irregular, su empadronamiento o si mantienen o no una relación con el agresor.