El Gobierno Vasco mantiene su rating con S&P en “AA-” por la resistencia de la autonomía fiscal

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La agencia de calificación crediticia Standard & Poor’s (S&P) mantiene el rating de Euskadi en la parte más alta de su escala, con dos puntos por encima de la deuda del Estado, al establecerla en “AA-”. Una calificación que esta agencia la justifica por la autonomía fiscal de Euskadi, que la hace más resistente que España en un escenario de estrés. No obstante, S&P considera que Euskadi es muy sensible al riesgo del Estado, y por lo tanto, aclara, “no podemos calificarlo más de dos niveles por encima del soberano”.

En su último informe de evaluación, publicado este mes de marzo, esta agencia contextualiza su valoración, atendiendo la crisis sanitaria derivada de la Covid-19. En este sentido, indica que, a pesar de la pandemia, Euskadi registró una ejecución presupuestaria más sólida en 2020, con un pequeño superávit operativo y un déficit después de las cuentas de capital de 9.2% del total ingresos. S&P indica, por ello, que la recuperación se retrasará al menos hasta 2022, “dado que 2021 estará marcado por una expansión del gasto”, subraya. En el informe se valora que si bien la vacunación ha comenzado en toda España, la pandemia continúa y requerirá gastos adicionales al menos durante la primera mitad del año.

S&P destaca que Euskadi ha optado por medidas anticíclicas para estimular su economía. “Si bien nuestro índice de deuda respaldada por impuestos para esta comunidad alcanzará su punto máximo en 2021 y disminuirá a partir de entonces, esperamos que el Euskadi mantenga una posición de liquidez muy sólida, respaldada por la sobrefinanciación de la región en 2020 y fuerte acceso a liquidez externa”, señala esta agencia.

A su juicio, la autonomía fiscal permitirá que Euskadi se recupere más rápido, aunque “el apoyo del gobierno central sea limitado”, indica S&P. El marco bajo el cual Euskadi opera lo hace más vulnerable a los shocks económicos, pero también permite una recuperación más rápida, concluye en uno de sus apartados.

Ahondando en ese punto, esta agencia recuerda cómo en 2020 Euskadi participó parcialmente en el fondo especial creado por el gobierno central para compensar a las regiones por el impacto de COVID-19. “Euskadi recibió apoyo para mitigar los gastos extraordinarios en atención médica y educación. Sin embargo, lo hizo tras no recibir compensación por la pérdida de ingresos fiscales, debido a su propia responsabilidad y flexibilidad para administrar sus recursos según sea necesario”, indica S&P. Dada la “naturaleza única y voluntaria del apoyo del gobierno central”, precisa, su impacto moderado en ingresos (5,6% de los ingresos operativos), y la falta de condicionalidad, no interfirió con la capacidad de Euskadi para mantener una calificación por encima del soberano. “No creemos que esta medida temporal implica un cambio en nuestra evaluación del marco institucional”, apunta en su valoración.

Cerca de lograr crecimiento

S&P destaca la fortaleza de la economía Euskadi, haciendo hincapié en que es “más rica que la de España per cápita, y más exportadora”. El PIB per cápita vasco es el más alto de las comunidades autónomas y representa el 130% del de Estado, con 34.000 euros a cierre de 2020.

La agencia hace un repaso en este informe a datos comparativos para argumentar sus conclusiones. Así, señala, el PIB para Euskadi se contrajo un 9,5% en 2020 debido a la pandemia, ligeramente mejor que el 11,0% de España. El desempleo de la región también es mejor que el promedio nacional, un 10,0% frente al 16,1% en el Estado. Euskadi confía más en su industria, que representa el 22% del valor añadido bruto, frente al 16% estatal. “Esto, en nuestra opinión, hace que Euskadi sea más resistente a los choques externos. De hecho, los primeros datos para 2021 indican que la industria vasca se está recuperando rápidamente y está cerca de lograr crecimiento”, destaca S&P.

Esta agencia de calificación valora como “sólida” la gestión financiera de Euskadi. “Los gestores son conscientes de la importancia de sus continuas conversaciones y acuerdos con el gobierno central. Además, la administración financiera de Euskadi controla activamente sus niveles de efectivo y pagos de deuda mientras cumple con las metas de déficit del gobierno central para evitar cualquier tipo de supervisión por parte del gobierno central, manteniendo su autonomía fiscal”, se recoge en su última evaluación.

Esta agencia admite que Euskadi registró resultados presupuestarios “más sólidos en 2020 de lo que anticipamos, y superó su objetivo de déficit de referencia para el año”. Euskadi tenía un pequeño superávit operativo de 0,6% de los ingresos operativos y un déficit después de las cuentas de capital del 9,2% de los ingresos totales, lo que refleja el impacto de la pandemia. Los ingresos operativos disminuyeron un 5,3%, incluida una caída del 9,8% de los impuestos y los 568 millones de euros de apoyo extraordinario del gobierno central. Al mismo tiempo, los gastos operativos aumentaron 5,7%. Euskadi logró reorientar parte de su gasto ordinario a cubrir los costos de la Covid-19.

Como apunte final, la agencia S&P indica en esta evaluación que en 2020, Euskadi ejecutó “la mayor parte de su inversión prevista para el año, para estimular la economía”. Asimismo, también valora como positivo el aumento de las transferencias de capital a entidades públicas como compensación única de Covid-19.