Los 6.000 euros que este año iban escondidos en uno de los dulces que vende la Confitería Conrado de La Bañeza has sido para Elisa Gómez Sandes, una estudiante de Filología Clásica en Valladolid, a quien el dulce navideño llegó de manos de su madrina, que el domingo en su viaje desde Madrid al Bierzo decidió parar en La Bañeza para comprar un roscón y regalárselo a su ahijada.
Elisa recibirá el premio en la confitería de manos de Sergio González, el pastelero que escondió el papel que vale un millón de pesetas y que ha salido en un roscón de tamaño grande y sin rellenar. La suerte ha vuelto a querer que el premio se quede en la provincia.
Fue hace seis año cuando Manuel González, propietario de Conrado, decidió “sin saber por qué” meter en uno de los roscones un premio de 500 euros. Desde entonces esta cifra se ha ido incrementando hasta alcanzar los 6.000 euros del premio para esta nueva edición.