- Los restos de Tomás Rubin Marín, gudari fallecido en el hospital militar de Amorebieta en diciembre de 1936 han sido exhumados en presencia de su hijo menor
- Una nieta de Tomás acudió a las visitas guiadas organizadas en el marco del programa ‘Begoñako Argia’ dando a conocer su caso
Bilbao, 29/01/2022
Beatriz Artolazabal, consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales del Gobierno Vasco, ha acompañado esta mañana a la familia de Tomás Rubin Marín, gudari fallecido durante la Guerra Civil, a la exhumación de sus restos en el cementerio de Begoña, Bilbao. “La presencia de esta familia, sus gestos, sus palabras, sus emociones, sus lágrimas de alegría… hace que nuestro trabajo, el de Aranzadi, Gogora, y Gobierno Vasco, cobre todo su sentido”, ha destacado la consejera.
Artolazabal ha subrayado que “los pasos que damos en la recuperación de la memoria histórica y democrática de Euskadi, son pasos que damos en la construcción de la convivencia en nuestro país. Hoy damos un importante paso para cerrar las heridas de la familia Rubin y de toda la sociedad vasca”.
Tomás Rubin Marín era vecino de Bilbao y trabajaba como albañil. Durante la Guerra Civil combatió como gudari en el batallón número 6 ANV-1 Olabarri. En el transcurso de los combates producidos en la batalla de Villarreal de Álava fue herido en Legutio y posteriormente trasladado al hospital militar de Amorebieta, donde falleció el 3 de diciembre de 1936. Sus restos fueron finalmente inhumados en el cementerio de Begoña, en su Bilbao natal, pero su familia nunca supo el lugar concreto en el que se encontraban.
Rubin Marín, de treinta y un años, estaba casado con Bernardina San Ajuria y tenía tres hijos de corta edad en el momento de su fallecimiento: Ignacio, Benancio y Ángel. Tres meses después de su muerte su esposa, de treinta años, sufrió un infarto y también falleció, dejando huérfanos a los tres hermanos pequeños. Al acto de esta mañana ha acudido el menor de ellos, acompañado de otros familiares.
“Es un orgullo poder contribuir a devolver la dignidad a personas como Tomás Rubin, que lucharon por defender la democracia en Euskadi. Él lucho por el atuogobierno y la libertad de Euskadi como gudari de un batallón de Acción Nacionalista Vasca. Y su familia siempre ha mantenido su recuerdo vivo”, ha manifestado Artolazabal.
Fue una de las nietas de Tomás, Rocío Rubin, quién acudió a una de las visitas guiadas que se realizaron el pasado mes de diciembre en el cementerio bilbaíno en el marco del proyecto Begoñako Argia. Allí, contó su historia familiar a Anartz Ormaza, coordinador del proyecto, quién la orientó. Rubin contactó entonces con el Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos Gogora.
La familia, en concreto los tres hijos de la víctima, desconocían el lugar en el que descansaban los restos de su padre. Gracias a diversas indagaciones que hizo la propia Rocío Rubin, averiguaron que los restos fueron inhumados en el Cementerio de Begoña, pero desconocían el lugar concreto dentro del cementerio en el que se encontraba.
En el acto de exhumación de esta mañana los familiares de Tomás han tenido el acompañamiento, además de la consejera Artolazabal, de Aintzane Ezenarro, directora de Gogora y Pako Etxeberria, forense y miembro de la Sociedad de Ciencias Aranzadi.
Begoñako Argia
La exhumación de esta mañana se enmarca en el proyecto Begoñako Argia, impulsado por el Instituto de la Memoria Gogora y del Ayuntamiento de Bilbao y que cuenta con un equipo arqueológico de la Sociedad Aranzadi para recuperar los restos de las víctimas mortales de la Guerra Civil inhumadas en el Cementerio de Begoña.
La documentación extraída de los Registros Civiles, libros parroquiales, y los registros del propio cementerio, volcada y puesta a disposición pública a través de la base de datos de víctimas mortales de la Guerra Civil en el periodo 1936-1945, apunta a que son 60 las personas víctimas de la guerra inhumadas en el cementerio de Begoña. Según esta investigación, se encontrarían combatientes (gudaris y milicianos) y también víctimas civiles, muertas en bombardeos, concretamente, se conoce que algunas personas fallecidas en el bombardeo a la fábrica-refugio de Cotorruelo, el 18 de abril de 1937, fueron inhumadas en ese cementerio.
Entre ellos hay casos de víctimas cuyas familias desconocen el lugar y la fecha de sus fallecimientos. La consejera Artolazabal ha invitado a las familias que desconozcan el paradero de sus allegados fallecidos en la guerra y quieran conocer más a que se pongan en contacto con Gogora.
El cementerio de Begoña, clausurado en 2006, estuvo en funcionamiento entre 1813 y 2003 (fecha de la última inhumación) y, además de su valor en materia de Memoria Histórica, alberga un conjunto de gran interés para el estudio de la arquitectura funeraria de finales del siglo XIX y del siglo XX.