El Gobierno Vasco ha participado en los actos del 85 aniversario de la batalla del Cabo Matxitxako

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PRUEBA
  • En el transcurso del acto se ha emitido un vídeo, producido por Gogora a modo de resumen, del documental “Matxitxako, apuntes sobre la Marina de Guerra Auxiliar de Euzkadi”

El Vicelehendakari y Consejero de Seguridad, Josu Erkoreka, la Vicelehenadakari y Consejera de Trabajo y Empleo, Idoia Mendia, la Consejera de Gobernanza Pública y Autogobierno, Olatz Garamendi, la Directora del Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos Gogora, Aitzane Ezenarro, y el Viceconsejero de Régimen Jurídico, Sabino Torre, han participado en los actos institucionales, organizado por el Ayuntamiento de Portugalete, por el 85º aniversario de la batalla de Matxitxako.

El acto ha contado también con la presencia de Juan Azkarate, último superviviente de la batalla; Miren de Egia, hija de Joaquin de Egia y Unzueta jefe de la Marina de Guerra Auxiliar de Euzkadi y familiares de los marinos que libraron la batalla.

Durante el homenaje, se ha descubierto una placa en recuerdo a la Marina de Guerra Auxiliar de Euzkadi en la que fue su sede, el actual Hotel Portugalete. Después, en la Plaza del Solar, ha tomado la palabra Aintzane Ezenarro para presentar un video resumen del documental “Matxitxako, apuntes sobre la Marina de Guerra Auxiliar de Euzkadi” junto con Oihane Pardo, impulsora del proyecto y Jesús Lacorte, director del mismo. En su intervención, Ezenarro ha señalado que “la memoria nos tiene que ayudar a todas y a todos, pero sobre todo a las generaciones más jóvenes que no han conocido la guerra y la violencia, a comprender el alcance de la pérdida cuando se pierde la democracia”.

Por ello, y ante la crueldad de la guerra, ha hecho un llamamiento para comprometerse con la paz y la convivencia: “rescatar la memoria democrática es recordar el sufrimiento injustamente padecido por tantas y tantas personas. Pero es, sobre todo, recordar el esfuerzo por construir y defender, aun en las peores circunstancias, una convivencia democrática y una sociedad basada en la defensa de los derechos humanos, la paz y la libertad. Este episodio constituye sin duda uno de estos hechos ejemplarizantes” ha señalado en referencia a la batalla de Cabo Matxitxako del 5 de marzo de 1937.

BATALLA DE MATXITXAKO

La hazaña más conocida de la Marina de Guerra Auxiliar de Euzkadi (Euzko Itsas Gudarostea), fue la “Batalla de Matxitxako”, el enfrentamiento naval más importante de la Guerra Civil ocurrido en aguas del mar Cantábrico. Se produjo el 5 de marzo de 1937 y enfrentó a las marinas de guerra del Gobierno Vasco y del bando franquista.

El mercante Galdames navegaba desde Bayona, rumbo a Bilbao, escoltado por 4 pequeños pesqueros armados de la Marina de Guerra Auxiliar de Euzkadi (Euzko Itsas Gudarostea): el Bizkaya, el Gipuzkoa, el Donostia y el Nabarra. En la madrugada del 5 de marzo, dadas las malas condiciones meteorológicas, el Gipuzkoa y el Bizkaya perdieron el contacto con el resto del convoy. Durante su búsqueda, se toparon con el buque más potente de la marina franquista, el crucero Canarias, lo que dio lugar al primero de los dos duros enfrentamientos en el que murieron cinco tripulantes del Gipuzkoa. Después, cada uno por su lado, con diversas dificultades e importantes daños materiales, las dos embarcaciones lograron llegar a los puertos de Portugalete y Bermeo.

Mientras tanto, el mercante Galdames, en el que viajaban 173 pasajeros, continuaba su travesía escoltado ya solo por el Nabarra y el Donostia. Cuando llegaron al Cabo de Matxitxako, fueron sorprendidos por el Canarias, manteniendo el segundo de los duros enfrentamientos de la jornada, que se prolongó durante más de hora y media.

El Canarias era muy superior en tamaño, capacidad y armamento. Alcanzó primero al Galdames, matando a una mujer y tres niños. Se rindió y fue apresurado. Después, atacó al Donostia, pero no se produjeron bajas ni daños. Finalmente, el Canarias alcanzó las calderas del Nabarra provocando su fatal hundimiento. 

27 combatientes del Nabarra fallecieron durante la batalla naval. Otros 20 de sus tripulantes embarcaron en los botes salvavidas y fueron apresados por el bando franquista. En cambio, el comandante, Enrique Moreno, y el primer oficial, Ambrosio Sarasola, decidieron quedarse a bordo del pesquero Nabarra y morir ahogados antes que caer prisioneros.

Los 20 marinos del Nabarra que sobrevivieron, fueron juzgadas por un tribunal militar, y condenados a muerte “por auxilio a la rebelión”. Sin embargo, el comandante y el director de tiro del Canarias, intercedieron ante Franco hasta conseguir que estos 20 marinos fueran indultados en reconocimiento al valor demostrado en el duro combate.

Pocos meses después, el 30 de noviembre de 1938, los 20 quedaron en libertad.