Efectivos del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil de Aguas Nuevas, pertenecientes a la Comandancia albacetense, han denunciado a una persona por la comisión de varias infracciones graves a la Ley 8/2003 de Sanidad Animal y al Real Decreto 324/2000 de Ordenación de las Explotaciones Porcinas, al abandonar hasta once cadáveres de cerdos muertos.
Una patrulla del Seprona tuvo conocimiento de la existencia de varios cadáveres de ganado porcino en las proximidades del trasvase Tajo-Segura, concretamente entre las pedanías albaceteñas de Santa Ana y Argamasón, ha informado la Delegación del Gobierno en un comunicado.
Tras recorrer la zona del citado trasvase, en un tramo del mismo se localizaron ocho cadáveres de ganado porcino, de unos 100 kilos de peso y junto a los animales las marcas de unos neumáticos, posiblemente en un remolque arrastrado por un vehículo todo-terreno o similar.
Cuando la patrulla del Seprona realizaba la inspección ocular en este lugar recibió el aviso de un ciudadano que informaba de la existencia de cadáveres, de la misma especie animal, en un paraje del término municipal de Aguas Nuevas, encontrando en ese lugar otros tres cerdos cuyas patas se encontraban atadas con cuerdas similares.
A raíz de estos hallazgos, la Benemérita inspeccionó varias explotaciones ganaderas próximas a los lugares donde se encontraban los cadáveres, localizando en una de ellas un vehículo cuyas marcas de sus neumáticos coincidían con las encontradas junto a los animales, cerca del trasvase Tajo-Segura.
Durante la inspección realizada en esa granja se localizaron, en un patio interior, 13 cerdos muertos y preparados para ser quemados sobre unos palets de madera.
El propietario de la explotación porcina, vecino de una pedanía de Albacete, reconoció que los animales fallecidos durante este año habían sido quemados al carecer de seguro para la recogida de cadáveres de este tipo de animales.
Según informes de los servicios veterinarios, la mortandad de los animales se habría producido por una mala ventilación de la granja, originando que los gases producidos por los excrementos provocaran cierta agresividad en el ganado derivando en peleas entre los ejemplares, que en algunas ocasiones finaliza con la muerte.
