Fiesta Vasca Olasagasti en la Expo Milano

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La semana pasada la familia Orlando Olasagasti acudió casi al completo a la Expo de Milán. Las Delicias del Mar Cantábrico Olasagasti decoran y nutren la tienda y el popular restaurante del pabellón de España. Un honor para la marca el poder acompañar a la Expo durante todos estos meses en una edición en la que el lema es: «Nutrir el planeta, energía para la vida». Un tema apasionante y profundo con el que nos sentimos en perfecta sintonía.

Como Matteo Orlando explicó el pasado jueves 16 a los asistentes de la Fiesta Vasca Olasagasti en la Exposición Universal milanesa, “cuando comemos realizamos un acto de enorme responsabilidad, transmitimos la energía de un ser vivo a otro. No es un acto banal: debe hacerse con respeto y cariño (sí, con cariño), honrando en cierto modo a ese ser vivo del que obtenemos esa energía e intentar hacerlo de la manera más digna posible. Se trata de un acto que tiene una dimensión espiritual más allá de la física como ya sabían nuestros antepasados, quienes reservaban la última porción a los dioses».

La nonna Olasagasti ya nos inculcaba desde pequeños que no se podía despreciar ni desperdiciar la comida y cuando cocinaba lo hacía con extrema pasión y absoluta dedicación.
Nosotros, la familia Orlando Olasagasti, intentamos vivir este concepto en nuestro trabajo diario: obteniendo lo mejor que nos puede ofrecer el Mar Cantábrico (Bonito del Norte, Anchoa, Caballa y Atún Rojo) y trabajándolo con extremo cuidado, siguiendo los métodos tradicionales transmitidos de generación en generación.

En el País Vasco, la gastronomía es un rito y una parte central de la sociedad vasca. Un pueblo orgulloso, sano, emprendedor, trabajador y leal, obsesionado por el trabajo bien hecho.
Todo esto se refleja en el paisaje de la Costa Vasca: colinas verdes que se asoman al mar Cantábrico, caseríos minuciosamente construidos, minifundios perfectamente mantenidos, ovejas y vacas libres en los prados, huertos, los espléndidos viñedos de txakolí y los puertos con sus barcos pesqueros de colores, comandados por los arrantzales dispuestos a desafiar nuestro bravo mar, en una vida absolutamente trepidante durante la campaña de pesca.

Con nuestra actividad, nuestras conservas contribuyen desde hace un siglo al mantenimiento de este círculo vital que va directamente del mar a los puertos, los pescadores, los compradores de pescado, las mujeres que remiendan las redes en los muelles, nuestra fábrica donde cocinamos y conservamos, llegando hasta la mesa del cliente que ha decidido elegir un producto tradicional y de origen.

Desde nuestra labor en ese círculo contribuimos a mantener la idiosincrasia de estos puertos pesqueros y su particular forma de vida.

Olasagasti supo transmitir esta vida y estos valores a sus invitados, agentes de la grande distribución italianos y profesionales de las tiendas especializadas, todos ellos clientes de las Marca Olasagasti y Orlando desde hace años.

La amistad y colaboración habitual de Conservas Olasagasti con Hostelería Sagardi (quien gestiona el bar y el restaurante del pabellón español) hizo sentir como en casa a todos los asistentes, contribuyendo a crear una atmósfera cantábrica y entrañable. Y el excelente txakoli Hiruzta, de Hondarribia, acompañó una vez más a la marca en esta aventura de llevar el territorio y el mar cantábricos allí donde se les quiere y aprecian el saber hacer de estas empresas vascas.

El equipo Sagardi acogió a la familia y a sus invitados en el restaurante “Altillo” donde se realizó una selección de productos del Mar Cantábrico tan apreciados en el país transalpino: Pudieron degustar Bonito del Norte del País Vasco Olasagasti en varias presentaciones, filetes de Anchoa del Cantábrico y las deliciosas Anchoas a la donostiarra en una especie de “laboratorio” de la cocina vasca mar/colinas – txakolí/pescado, presidido por Matteo Orlando –gerente de Conservas Olasagasti-Conservas Dentici en la fábrica de Bizkaia- quien emocionó a los presentes en su discurso acerca de los valores de los alimentos.

Continuaron con un suculento picoteo servido por Sagardi al estilo vasco, es decir, de pintxos y de pie, en una larga barra repleta de las típicas tapas de cualquier bar del norte, montaje que atrae enormemente a los italianos (¿a quién no?), que admiran esa cocina en miniatura que se escoge con las manos y se degusta en un ambiente distendido.

La fiesta terminó en el patio andaluz, con café, trufas y brochetas de fruta para refrescar el tórrido calor en estas fechas en Milán y en casi todas las ciudades italianas. Fue la guinda final antes de realizar juntos una agradable visita de la Expo por la tarde.
La familia Olasagasti se siente muy satisfecha tras este encuentro entre la familia y los trabajadores y los invitados clientes de la marca, el cual ha reforzado el grupo de trabajo y ha permitido consolidar las relaciones comerciales –ya de muchos años- en la unión de sus fuerzas con autenticidad y seriedad.