Científicos estadounidenses han desarrollado una nueva prueba que permite diagnosticar deterioros neurológicos como el alzhéimer y el párkinson antes de que se manifiesten en la vida cotidiana.
Un equipo de investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts, el MIT, ha renovado la famosa ‘prueba del reloj’ con un lápiz óptico que manda los dibujos de estos objetos cotidianos hechos por los pacientes a un nuevo ‘software’ que busca y analiza los errores presentes en la imagen. La prueba permite diagnosticar deterioros neurológicos como el alzhéimer y el párkinson antes de manifestarse en la vida cotidiana.
El test tradicional, por su parte, se basaba solo en el tiempo que el paciente tardaba en dibujar el reloj y su tamaño. Un tiempo prolongado era indicativo de la posibilidad del desarrollo de una de estas enfermedades y un reloj de pequeño tamaño servía como evidencia del párkinson.
«Hemos podido extraer miles de rasgos del proceso de dibujo que dan pistas acerca del estado cognitivo de cada sujeto y nuestros algoritmos ayudan a determinar cuáles de ellos llevan a la predicción más fiable», explica uno de los líderes del equipo, William Souillard-Mandar. La nueva herramienta es capaz de descifrar las partes dudosas de los dibujos que quedaban invisibles en pruebas analógicas.
En concreto se han examinado los dibujos realizados en el Lahey Hospital, un centro en las afueras de Boston (EE.UU.), que desde hace nueve años ha realizado el test del reloj utilizando un bolígrafo digital.
El recorrido del trazo realizado con este bolígrafo permite tener un registro temporal de todo lo que hizo el paciente: si se detuvo, si dudó, si le tembló el pulso. Eso se consigue gracias a que este artilugio es capaz de registrar la posición de la punta hasta 80 veces por segundo.
Los científicos afirman que actualmente están trabajando en la variante de la prueba más sencilla de utilizar y que en el futuro cercano podría ser aplicada en centros médicos de todo el mundo.