El artista británico Banksy ha vuelto a denunciar el trato injusto que reciben los emigrantes sirios en Francia con un mural que ha aparecido en una fachada junto a la embajada francesa en Londres.
Cossette, el personaje de Los Miserables, llora ahogada por el humo de un bote de gas lacrimógeno, en denuncia por el supuesto uso de este material contra emigrantes en la «jungla» del campamento de Calais.
Un código de barras QR vincula el mural a un vídeo en YouTube donde se ven las redadas policiales en el campamento a principios de enero donde se utilizó gas lacrimógeno para dispersar a los refugiados.
Esta pieza es, de momento, la última en la que el artista anónimo denuncia el trato a los refugiados. Hace unas semanas, pintó en la pared de un túnel del campo de refugiados un mural en el que aparecía Steve Jobbs, el fundador de Apple, con un petate al hombro y una pantalla de ordenador en la mano. Apple, decía Banksy en una declaración que acompañaba a la obra, solo existió “porque permitieron entrar a un joven de Homs”.
Banksy dejó más piezas en La Jungla de Calais. Pintó junto a la playa un niño mirando hacia Reino Unido con un buitre posado en su prismático, y reinterpretó La balsa de la Medusa, célebre obra del pintor francés Théodore Géricault, que se expone en el Louvre de París: en la versión de Banksy, la embarcación repleta de migrantes intenta desesperadamente llamar la atención de un lujoso yate. Además, el artista envió al campo refugiados de Calais, para que sirvieran de cobijo, parte de las estructuras de Dismaland, la parodia de los parques de atracciones que mantuvo abierta durante el verano en Weston-super-Mare, en el oeste de Inglaterra.
Esta última obra ha sufrido el intento de los ladrones de desmontarla y llevársela, lo que ha obligado a la policía primero a poner vigilancia desde que apareció el pasado fin de semana, y ahora se ha contrachapado con un panel, según la dueña del solar donde se ha ubicado, para resguardarla del vandalismo hasta que las autoridades decidan que hacer con ella.
