Un juez ha concluido que el origen del incendio que en julio arrasó más de 1.235 hectáreas en Òdena (Barcelona) tuvo un origen «fortuito y desgraciado», con lo que ha archivado la causa por imprudencia contra un agricultor que involuntariamente causó el incendio al manipular una máquina picadora de paja.
El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción 2 de Igualada argumenta que el acusado «no infringió ninguna normativa al realizar las tareas agrícolas que dieron origen al incendio investigado, ni por el mero hecho de realizarlas ni en el modo de llevarlas a cabo».
El fuego comenzó, según la investigación, en el paraje de Can Rossinyol al rozar las palas de la máquina con algunas piedras y que, por las condiciones meteorológicas de aquellos días –26 de julio–, provocó una chispa que prendió la paja y se propagó por la zona forestal, afectando a los municipios de Òdena, Castellollí y el Bruc.
La cuestión central para el juez era saber si la conducta del acusado constituía una grave imprudencia y, en ese sentido, determinar si la actividad agrícola que estaba desarrollando suponía objetivamente un grave riesgo de incendio.
Pero el juez concluye que el hombre estaba realizando labores agrícolas normales: la comarca (Anoia) estaba en un nivel de riesgo 2 del plan Alfa, que supone la suspensión de determinadas actividades –quemas, trabajo con desbrozadoras o motosierras– pero no estaban prohibidos los trabajos agrícolas, que únicamente se suspenden con el nivel 3.
Además, dado que el nivel de alerta era 2, ni la maquinaria ni el tractor tenían que llevar obligatoriamente ninguna medida para apagar fuegos.