El mercado erótico español, en el que se pueden encontrar todo tipo de vibradores baratos, bolas chinas, aceites corporales estimulantes y demás productos está dominado por las mujeres. Al menos eso se extrae del estudio que ha visto la luz este mismo mes de marzo y que ha sido elaborado por la compañía Dolce Love, dominadora del sector de las parafarmacias en toda Europa.
Poco a poco, a medida que los tabúes han ido desapareciendo alrededor de los productos eróticos, se han ido estableciendo diferentes pautas de comportamiento que arrojan datos sorprendentes. No porque el género femenino sea el dominador en lo que se refiere a los juguetes sexuales, sino porque la diferencia sea tan elevada.
El hecho de que los vibradores baratos, las bolas chinas y demás productos actuales sean refinados, elegantes y prácticos ha ayudado a esta liberalización del sector. Según cifras que se extraen del estudio de Dolce Love, seis de cada diez mujeres españolas de entre 20 y 45 años compra y usa artículos de esta clase durante sus relaciones sexuales.
Cada persona que acude a estos establecimientos desembolsará una cantidad cercana a los 70 euros, lo que implica un montante anual global de 500 millones de euros. Estas cifras sitúan a España como líder y referente europeo en el sector sin discusión alguna.
El mercado erótico se ha convertido en los últimos años en un gran negocio, con proliferación de establecimientos físicos y distribuidores por internet que hay permitido adoptar una imagen del todo rompedora. La mala imagen de antaño ha sido sustituida por otra que ayuda y permite vivir una sexualidad mucho más intensa y saludable, independientemente que sea en pareja o individualmente.
Dentro de este amplio mundo, los vibradores baratos siguen siendo la estrella sin lugar a dudas, convirtiéndose en algo indispensable para muchas mujeres en sus hábitos sexuales cotidianos: “Es un producto fundamental dentro de cualquier tienda erótica”, ha afirmado la directora de Dolce Love, Ángeles Gutiérrez.
Toda esta liberalización de tabúes y tapujos ha provocado que se hayan ido adoptando nuevos conceptos en nuestra sociedad, como por ejemplo la “terapersex”, un conjunto de reuniones en las que se enseñan muestrarios de juguetes y se habla de sexo de una forma distendida y nada cohibida.
El único objetivo es que la imaginación pueda volar y se evite caer en ese mal pensamiento de que el sexo debe ser algo oculto, secreto y casi tabú.