Hondarribia y Aranzadi firman un acuerdo para proteger el hábitat del Sapo Corredor

0
PRUEBA

El Ayuntamiento de Hondarribia ha firmado un convenio de custodia del territorio, mediante el cual la Sociedad de Ciencias Aranzadi, asesorada por la Asociación Herpetológica Española, llevará a cabo la gestión de las áreas de reproducción utilizadas por el sapo corredor en los cultivos de Jaizubia.

Con el objetivo de dar a conocer la situación del sapo corredor en Hondarribia, así como para llevar a cabo una acción que favorezca su hábitat, la Sociedad de Ciencias Aranzadi pretende llevar a cabo dos iniciativas el fin de semana del 15 y 16 de abril.

El viernes por la noche, a las 21:30, se efectuará una salida de campo para observar, puede que incluso escuchar, a la especie, y el día 16 por la mañana se realizará una jornada de voluntariado para acondicionar el hábitat terrestre de la especie en la parcela custodiada.

Puede obtenerse más información en www.aranzadi.eus.

BUFO CALAMITA

El sapo corredor (Bufo calamita) es un anfibio incluido en la categoría de “Vulnerable” en el Catálogo Vasco de Especies Amenazadas de la Fauna y Flora, Silvestre y Marina, cuya única población de Gipuzkoa se localiza en las inmediaciones de la Bahía de Txingudi, asentándose en suelo de Irún y Hondarribia.

Desde hace una década la Sociedad de Ciencias Aranzadi lleva a cabo el seguimiento de la población del área de Txingudi. A su vez se han efectuado medidas de gestión para su conservación, principalmente encaminadas a la creación de charcas en Plaiaundi, Arbes, Jaizubia y Zubieta.

En todo momento la Asociación Herpetológica Española ha asesorado y apoyado los trabajos de gestión realizados para la conservación de dicha población.

La población de Txingudi

Se han firmado tres acuerdos de custodia con consistorios en los que está presenta la especie, y cuyas poblaciones están muy amenazadas (Hondarribia, Irún y Sopela).

En el caso de Hondarribia las actuaciones de gestión se centrarán en la pradera de siega próxima a las marismas de Jaizubia. Esta fue una de las parcelas escogidas por la Sociedad de Ciencias Aranzadi y la Diputación Foral de Gipuzkoa para ejecutar las medidas compensatorias derivadas de las obras de la rotonda de acceso al Hospital Comarcal del Bidasoa.

Para descongestionar el tráfico rodado que accedía al hospital Bidasoa se desdobló la rotonda en 2014. Dado que las obras iban a alterar a uno de los núcleos del sapo corredor (el de Zubieta) se propusieron medidas de compensación con las que poder rebajar el daño causado a la especie.

Durante ese mismo año se crearon 10 encharcamientos y a su vez se acondicionó una acequia de drenaje. Todas estas actuaciones se desarrollaron en suelo público.

Con ayuda de Voluntarios, durante el 2015 se han gestionado siete encharcamientos que han arrojado un saldo muy positivo; ya que se ha reproducido la especie al menos en seis de los siete encharcamientos.

En el caso de las charcas impermeabilizadas con hormigón y en la acequia de drenaje se han reproducido satisfactoriamente, emergiendo de ellos los únicos sapitos del núcleo de Jaizubia en 2015.

Por desgracia la efectividad de los encharcamientos está supeditada a su gestión, por lo que se debería gestionar la zona de forma periódica con 2-3 desbroces al año. Para lo cual las ayudas de Custodia del Territorio del Gobierno Vasco pueden ser una herramienta útil.

El sapo corredor y su hábitat

Sapo de mediana talla (4-8 cm), robusto y de extremidades relativamente cortas, lo que incide en su forma de moverse, realiza cortas carreras en vez de saltos como la mayor parte de anfibios.

El sapo corredor requiere espacios abiertos con elevada insolación. La especie tiene éxito en espacios que se encuentran en las primeras etapas de sucesión ecológica. Esto implica que la conservación de la especie no necesariamente debe pasar por zonas protegidas que se encuentran en su clímax, sino que puede ejercerse en zonas aparentemente degradadas como canteras, graveras y zonas de extracción de arena o en zonas que constantemente se gestionan como prados y cultivos atlánticos.

A su vez sobrevive en solares urbanos abandonados en los que se forman charcos con elevada insolación. De día los sapos se cobijan en madrigueras que excavan por sí mismos o bajo objetos que se depositan en la superficie como bloques de piedra, troncos de madera y otros elementos orgánicos e inorgánicos.