Es una de las principales revelaciones de la nueva audio guía del Museo de Arte Contemporáneo de Nueva York, Nina Katchadourian, sobre el mantenimiento del museo.
Katchadourian se ha entrevistado con varios de los especialistas que se encargan de la delicada tarea de conservar y limpiar algunas de las obras más importantes del mundo, las que se exponen en el MoMA de Nueva York, según revela EFE. La artista descubrió que entre otras obras, ‘Jarrón de flores’, de Pablo Picasso, que luce desde hace años en las paredes del museo, se limpió usando saliva, un método que aunque avalado por los expertos sorprende a los neófitos.
«Su composición resulta eficaz al estar compuesta de agua en el 90% y de otros agentes y minerales», afirma la experta en la tarea Anny Aviram, con más de 40 años a sus espaldas en el MoMA. «Es difícil a veces hablar de este procedimiento porque tiene muchas connotaciones humorísticas», reconoce Aviram, que añade que «a menudo» limpian el polvo de obras con su propia saliva, aunque lo llaman «solución enzimática».
«Primero pasamos un bastoncillo con saliva y luego otro seco, para retirar la suciedad», explica la especialista, que apunta que es un método lento porque «no puedes estar ocho horas limpiando con saliva, se te acaba». «Y además -agrega-, no a todas horas su saliva es válida para el trabajo, depende de cosas como qué has comido».
Aviram ha limpiado el polvo de hasta tres Picassos de grandes dimensiones con su propia saliva, una tarea que le llevó meses en cada caso, señala. La artista californiana Nina Katchadourian recibió el encargo de realizar una audio guía sobre el museo centrada en la conservación de las obras y en seguida se dio cuenta que sobre lo que hablaría giraría en torno a un elemento central: el polvo.
«Me interesó el polvo en muchas facetas, como elemento que entra de fuera al museo, como resultado de las 12.000 personas que lo visitan a diario y el hecho que al final todos nos reducimos a polvo», explica. A lo largo de varios meses, la artista multidisciplinar tuvo un pase sin restricciones a todas las áreas del museo y se entrevistó además de con artistas y expertos, también con encargados del mantenimiento y limpieza del edificio.
Todos ellos trabajan para que no se vean afectadas obras tan importantes para el patrimonio artístico mundial como ‘La noche estrellada’, de Vincent Van Gogh; ‘La persistencia de la memoria’, de Salvador Dalí; ‘Las señoritas de Avignon’, de Pablo Picasso, o ‘Las latas de sopa Campbell’, de Andy Warhol.
«El santo grial del MoMA es mantenerse en 70 grados Farenheit (21,1 grados centígrados) y un 50 % de humedad relativa», cuenta Nelson Nievas, uno de los encargados de operaciones del edificio, que revela que existe un generador eléctrico para emergencias y un plan de urgencia para en caso necesario reunir todas las obras en una sala donde la temperatura y condiciones conservarían sin problemas durante días las piezas.
El museo no escatima en conductos de aire y otros instrumentos para mantener en la temperatura adecuada un enorme edificio de seis plantas con varios accesos a la calle, a la terraza ajardinada y con dos cafeterías. Por todas esas salidas al exterior entra el polvo, así como otra suciedad, especialmente a través de los visitantes que cada día cruzan sus puertas.