Los estudios sobre dos cráneos aparecidos en China confirman la existencia de una misteriosa especie humana

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Un grupo de arqueólogos halló en 2007 fragmentos de dos cráneos humanos de hace 105.000–125.000 años en el yacimiento paleolítico de Linjing, ubicado cerca de la ciudad china de Xucháng. Tras someter los restos a varios análisis, un equipo de científicos ha revelado ahora que los restos pertenecen, probablemente, a ‘denisovanos’, una enigmática especie humana de la que no se sabe casi nada.

Los denisovanos, también conocidos como ‘hombres de Denísova’, son una especie aún bastante misteriosa para la ciencia. Se sabe que vivieron en Siberia y que, probablemente, proceden de una separación de la rama del árbol genético de la especie humana que dio origen a los neandertales, hecho que sucedió hace 300.000 años. Deben su nombre a la cueva de Denísova, situada en las Montañas de Altai, en Siberia, lugar donde fueron encontrados los restos y que pudiera servir como refugio a estos homínidos.

En una ocasión anterior, un equipo de científicos ya demostró que el ADN del hueso de un dedo de hace 50.000 años encontrado en aquella cueva contenía una secuencia genética inusual, por lo que concluyeron que se trataba de una forma de humanos antiguos no descritos hasta la fecha.

Los autores principales del hallazgo que se hizo en 2007, ya anunciaron en su momento que los restos encontrados podrían pertenecer a una variante oriental de los neandertales, la otra especie humana inteligente con la que nos cruzamos y que desapareció hace unos 40.000 años. Apuntaban además que otra de las posibilidades es que se hubiese dado con los cráneos de dos ejemplares del Hombre de Denisova, hermanado también con los neandertales. Ahora los estudios posteriores al hallazgo confirman esta última teoría.

Uno de los cráneos estudiados tiene un enorme volumen cerebral de 1.800 centímetros cúbicos, en el extremo superior del baremo para los neandertales o los seres humanos modernos, además de un hueco de tipo neandertal en un hueso de la parte posterior. Y ambos cráneos tienen prominentes crestas en la frente y huesos del oído que se parecen a los de los neandertales pero son distintos de nuestra propia especie.

Sin embargo, los cráneos también difieren de los neandertales occidentales de Europa y el Medio Este. Las crestas de la frente son más delgadas y los huesos del cráneo menos robustos, similares a los humanos modernos tempranos y algunos otros fósiles asiáticos. «No son neandertales en el sentido completo», dice Erik Trinkaus, un paleoantropólogo de la Universidad de Washington en St. Louis, Misuri (EE.UU.), que ha participado en la investigación. Tampoco son los fósiles de representantes tardíos de otros humanos arcaicos como el Homo erectus o el heidelbergensis. Los cráneos están demasiado ligeramente construidos y su cerebro es demasiado grande.

La descripción, se confirma ahora, que corresponde a los denisovanos: vivieron hace entre 100.000 a 50.000 años, y su ADN muestra que después de cientos de miles de años de aislamiento, se mezclaron tanto con los neandertales como con los primeros humanos modernos.