Se desarrolla en España un método para destruir tumores menos agresivo que quimioterapia

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Investigadores de la Universidad de Zaragoza y de la Universidad Pompeu Fabra han desarrollado y patentado un generador de pulsos de alta tensión para destruir tumores sólidos mediante el fenómeno conocido como ‘electroporación irreversible’.

Este fenómeno provoca la muerte de las células, incapaces de reparar el daño que los campos eléctricos elevados provocan en su pared celular.

Frente a otros métodos para la eliminación de tejidos malignos, la electroporación irreversible presenta importantes beneficios para el paciente puesto que su mecanismo de acción no se basa en alteraciones térmicas y ello aporta mejoras en la recuperación y permite que sea posible tratar tumores que por su localización no serían tratables.

La revista científica ‘IEEE Journal of Emerging and Selected Topics in Power Electronics’ recoge en su último número este desarrollo tecnológico de aplicación biomédica.

La electroporación irreversible no usa radiación ionizante, por lo que resulta posible el tratamiento de tumores cercanos a estructuras críticas

El desarrollo ha sido patentado, lo que permitirá avanzar en la investigación de la electroporación irreversible como herramienta eficaz en la lucha contra el cáncer. Por el momento, el generador ha sido probado con éxito en estudios ‘in vivo’ demostrando su capacidad para destruir grandes volúmenes de tejido.

El generador desarrollado permite la generación de pulsos de mayor tensión y corriente que los actualmente empleados en la clínica, lo que permite volúmenes de tratamiento mayores. Concretamente, el generador puede aplicar tensiones de hasta 12 kilovoltios pico a pico y corrientes de hasta 400 amperios frente a los 3 kilovoltios y 50 amperios de los generadores en uso clínico. Además el generador permite adaptar la forma y número de pulsos a los requisitos del tratamiento.

“La electroporación irreversible no se basa en el uso de radiación ionizante y, a diferencia de otras técnicas físicas de destrucción de tumores, preserva la matriz extracelular con lo que resulta posible el tratamiento de tumores cercanos a estructuras críticas tales como grandes arterias, así como la rápida regeneración del tejido tratado”, explica Quim Castellví, investigador de la Universidad Pompeu Fabra.