Biolaster analiza la Potencia la resistencia muscular respiratoria en deportes aeróbicos con POWERbreathe

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En relación a la mejora de la resistencia aeróbica en actividades sostenidas en el tiempo, es interesante poner el foco en el papel de la función ventilatoria ejercida por el sistema muscular respiratorio.

Dicho sistema muscular recluta una cantidad importante de musculatura en el proceso respiratorio; el diafragma y los intercostales externos, serratos, escalenos, pectorales, subclavios y espinales, esternocleidomastoideos, recto anterior abdominal, oblicuos, transverso del abdomen, transverso del tórax.

Para asimilar la magnitud del ciclo ventilatorio, utilicemos la imagen de un fuelle de 3 litros de volumen, correspondiente al Volumen Corriente VC de aire desplazado en ejercicio intenso de un atleta, siendo accionado por nuestras manos; la fuerza ejercida por los brazos representará la fuerza ejercida por la musculatura respiratoria en la fase inspiratoria.

Como vemos, en reposo realizamos unas 15 respiraciones/minuto, desplazando un VC de 0,6 litros para ventilar un total de 6 litros/minuto.

Accionar el fuelle haciendo circular un volumen de aire de medio litro 1 vez/ cada 4 segundos no parece un gran esfuerzo. Pongamos ahora como ejemplo los valores respiratorios de un ciclista ascendiendo el Col du Tourmalet a 2115m de altitud, donde además, la concentración de oxígeno ambiental se reduce un 23,5%, obteniendo menos O2 en cada inhalación del que se obtiene nivel de mar; lo cual, por sí solo (independientemente del incremento de frecuencia respiratoria que la actividad intensa produce) ya hace aumentar la frecuencia respiratoria para compensar dicha disminución.

En estas condiciones, vamos a suponer unos valores respiratorios aproximados de 45-55 respiraciones por minuto, ventilando un Volumen Corriente de 2,5-3-5 litros/min., para conseguir un Volumen/minuto respiratorio de 170 litros.

Como vemos en la imagen 1, los valores respiratorios se han multiplicado x4, x5 y x28 respectivamente comparados con los de reposo, y de modo sostenido por unas cuantas horas.

Visualicemos el trabajo necesario que supondría para nuestros brazos accionar 1 vez cada segundo y medio, o una vez por segundo (en las fases más intensas) el fuelle de 3 litros de volumen durante 5 horas aproximadamente. Un esfuerzo considerable sin duda el que hace la musculatura respiratoria.

La implicación de estos hechos a nivel fisiológico supone que, según estudios científicos como el de Harms y col, 1998; la musculatura respiratoria puede consumir hasta un 14% del gasto cardiaco ejercitándose a nivel de VO2max.

Este compromiso del gasto cardiaco puede ser reducido en beneficio de la musculatura locomotora (piernas de nuestro ciclista subiendo el Tourmalet p. ej.), desarrollando un Entrenamiento Respiratorio específico que potencie, haciendo más eficiente, la musculatura respiratoria.

Para lo cual, propondríamos a nuestro ciclista realizar un Protocolo Base IMT – Inspiratory Muscle Training por un periodo de 4-6 semanas, periodo tras el cual y después de haberse adaptado al Entrenamiento Inspiratorio, comenzaría a introducir Entrenamiento Inspiratorio Funcional de modo específico en la posición habitual de ejercicio, en este caso, sobre la bicicleta o cicloergómetro.

Sobre el modo de introducir Entrenamiento Inspiratorio funcional ya hablaremos en otro artículo.