El aventurero Ignacio Corcuera «Livingstone» pilotará 24 horas seguidas para preparar el Dakar

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PRUEBA

El bilbaino realizará durante un día y una noche dará vueltas al circuito de tierra de 10 kilómetros Masía Pelarda, en Teruel, y sólo parará para realizar sus necesidades o repostar si fuera necesario. El piloto es el primero que realiza una prueba de resistencia de este tipo de cara a afrontar “la carrera más dura del mundo”.

El aventurero y piloto bilbaíno Ignacio Corcuera ‘Livingstone’ se enfrentará a un nuevo desafío de cara a preparar la que será su tercera participación en el Rally Dakar: pilotar su coche durante 24 horas ininterrumpidas, parando sólo para realizar sus necesidades y repostar si fuera necesario. Es la primera vez que un participante se enfrenta a un reto de esta categoría de cara a ponerse a punto para la famosa competición.

El lugar en el que se llevará a cabo el desafío durante el primer fin de semana de noviembre es el circuito turolense de Masía Pelarda, un recorrido sobre tierra de 10 kilómetros en el que los pilotos se encuentran con condiciones similares, en cuanto al terreno, a las que se van a encontrar en el rally que en la edición de 2015 se disputa en Argentina, Bolivia y Chile.

 Así, Livingstone pasará un día completo al volante, una gesta que hasta ahora no ha intentado nadie como entrenamiento. “El Dakar es la prueba más dura del mundo, allí nos encontramos con numerosas dificultades, y este reto va a suponer una prueba de fuego tanto para mí, a nivel físico y mental, como para el coche”, explica el piloto bilbaíno. Durante las 24 horas, tendrá más o menos tiempo a dar unas 144 vueltas (la vuelta al circuito se cubre en entre 8 y 10 minutos), lo que suponen 1.440 kilómetros sin descanso. Más o menos, lo que sería un viaje por carretera de Bilbao a Amsterdam, sólo que campo a través.

“Es un circuito muy útil para los que van a participar en el Dakar, porque en el mismo recorrido tiene diferentes condiciones de terreno similares a las que se van a encontrar en la carrera; muchos equipos vienen a aquí a entrenar, pero a nadie se le había ocurrido hacerlo durante 24 horas seguidas”, explica David Nadal, responsable del circuito turolense.

No es la primera vez, no obstante, que el piloto bilbaíno debe afrontar tanto tiempo sentado frente al volante de su coche de su Mitsubishi Montero de competición. En la edición del Dakar de 2012, en la que pudo completar ocho etapas, Corcuera ya tuvo que afrontar dos jornadas de 24 horas pilotando, al tener que empalmar en dos ocasiones la etapa de competición con el traslado al siguiente punto de salida.

Cuerpo y mente

De hecho, el experimentado aventurero advierte de la importancia que tiene, además del esfuerzo físico, el estar preparado mentalmente para una competición tan exigente como el Dakar. “La máquina es importante, pero tanto o más lo es la mentalidad del piloto; debes estar preparado para cualquier situación imprevisible, sobre todo cuando, como yo, lo haces en solitario”, comenta. Cabe recordar que Corcuera es el primer piloto del Estado que afronta un Dakar en solitario por tercera vez, siendo uno de los pocos en el mundo. “En muchas ocasiones es la falta de fortaleza mental la que acaba con la participación de un piloto”.

Es por esto que durante todo el año el piloto acondiciona mente y cuerpo para la carrera. “Mentalmente, la preparación te la da la experiencia, el haber participado en diferentes competiciones en variadas condiciones y sufriendo todo tipo de situaciones”, señala. Físicamente, en cambio, la preparación debe ser más exhaustiva. En concreto, los pilotos deben afrontar lo que Livingstone califica de “elementos invisibles”, como por ejemplo, la altura. En la competición se corre a una altitud de unos 3.000 metros de media, llegando incluso a los 4.700 en algunos puntos, por lo que la aclimatación ante un posible mal de altura hay que traerla preparada desde casa. El piloto bilbaíno se prepara ante esta posible vicisitud entrenando en los Picos de Europa. Paseo, carrera y bicicleta son sus principales herramientas. No obstante, por seguridad, en el coche durante la competición lleva dos bombonas de oxígeno para afrontar un posible caso de hipoxia que podría derivar en un desmayo, lo que, en plena competición, es sumamente peligroso.

Otro de los factores invisibles que los pilotos deben encarar en la dura competición ahora americana es la temperatura. Mucho calor, y muy seco, es lo que se van a encontrar los primeros días del año en Argentina, Bolivia y Chile. “Cuando corremos es pleno verano austral allí, y no llevamos aire acondicionado en el coche”, comenta Livingstone. Para afrontarlo, los pilotos deben hidratarse con asiduidad, para lo que también llevan varios depósitos de agua instalados en el vehículo. Además, tal y como señala el propio aventurero vizcaíno, “hay que tener en cuenta también factores como la soledad, el agotamiento, el sueño y el miedo”.