EL CIGARRILLO ELECTRONICO EN ESPAÑA

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El cigarrillo electrónico es tendencia en España. Siguen existiendo posturas enfrentadas en el sector médico sobre los efectos para la salud, pero la “salud” del negocio es cada vez más poderosa, pues en los últimos cuatro años, el sector del cigarrillo electrónico se ha duplicado. De este fenómeno son en gran parte responsables tiendas de cigarrillo electrónico como Ivapeo.

Según los datos de la Unión de Promotores y Empresarios del Vapeo (UPEV), en 2018 el número de vapeadores se situó por encima de las 562.500 personas. El sector factura en la actualidad más de 90 millones de euros cada año.

Este negocio, muy popular en la última década, vivió una época de crecimiento continuo hasta el año 2014, pero ese año sus cifras de facturación se desplomaron por la entrada en vigor de una directiva europea que regulaba estos dispositivos. Desde entonces y hasta la fecha, la industria ha ido remontando y el sector ha duplicado su negocio en cuatro años debido a crecimientos interanuales cercanos al 25%.

De qué se componen los líquidos para vapear

No obstante, a pesar de que el cigarrillo electrónico es cada vez más popular en España, no todo el mundo conoce cómo funciona este dispositivo y cuál es su mecanismo.

Los cigarrillos electrónicos están conformados por líquidos para vapear, un cartucho, un atomizador o vaporizador y una fuente de alimentación conformada por una batería recargable y un circuito electrónico interno.

El componente más importante de los vapeadores es el atomizador, que consta de un elemento de calentamiento responsable de la vaporización del líquido, el claromificador. En las tiendas especializadas en vapeo encontramos todos estos componentes así como productos relacionados con este hábito.

Los e-líquidos de los vapeadores está compuesta por cantidades variables de diferentes componentes: propilenglicol, glicerina vegetal, nicotina y agentes aromáticos.

El cigarrillo electrónico para dejar de fumar

La empresa demoscópica Sigma Dos elaboró un estudio para determinar el perfil del vapeador en España, a petición de la UPEV. En ese estudio se confirma que un alto porcentaje de las personas que se inician en el hábito del vapeo lo hacen para intentar dejar de fumar.

Casi el 97% de los españoles que utilizan el cigarrillo electrónico lo hacen como alternativa al cigarrillo convencional. Una estrategia que resulta efectiva, pues ese mismo estudio revela que casi el 70% de los fumadores que vapean han conseguido sustituir por completo el hábito del tabaquismo y un 26,5% restante afirma haber reducido de manera sustancial el consumo de cigarrillos electrónicos.

Vapear como alternativa a fumar es una práctica muy habitual en España, pero también en Europa, y que está respaldada por diversos estudios científicos. El Ministerio de Salud Británico y el Real Colegio de Médicos del Reino Unido afirman que vapear es un 95% menos perjudicial que fumar, lo que significa que usar el cigarrillo electrónico es, a lo sumo, un 5% de dañino con respecto al tabaco.

Esto no quiere decir que el cigarrillo electrónico sea inocuo, sino que es mucho menos perjudicial. En ocasiones, esa sensación de inocuidad que rodea a estos dispositivos está consiguiendo que exfumadores que habían dejado por completo el tabaco o a jóvenes usuarios que adquieren el hábito de vapear para comenzar a consumir tabaco.

Aunque siguen existiendo posturas enfrentadas sobre la idoneidad de vapear, existe un aspecto añadido que puede decantar la balanza a favor de este hábito, y es que no existe la figura del vapeador pasivo. El vapor que exhala un usuario de cigarrillo electrónico contienen propilenglicol, glicerina, aromas y nicotina, es decir, ninguno de los componentes cancerígenos derivados de la combustión que se genera al fumar.

Esta razón es la que permite vapear en espacios en los que no se puede fumar. En cualquier caso, todavía hoy existe cierta confusión sobre donde se pueden usar estos dispositivos electrónicos. Un ejemplo es el sector de la hostelería, donde muchos profesionales siguen con dudas.

La ley que afecta al cigarrillo electrónico permite a los hosteleros la potestad de decidir si admiten o no el uso de estos dispositivos, pero en caso de que no haya prohibición expresa, las personas que vapean tienen libertad de usar sus cigarrillos electrónicos.

En cuanto a si el cigarrillo electrónico es el mejor método para dejar de fumar o no, la realidad es que depende de cada caso en concreto. Estos dispositivos tienen una cantidad variable de nicotina, una sustancia muy adictiva, y a esto se suma el hecho de que vapear no ayuda a no romper con el hábito social de fumar en determinadas situaciones.

El consumidor de cigarrillos electrónicos lo que hacer realmente es cambiar su forma de nicotina, deja de fumar en los mejores casos, es cierto, pero no abandona su consumo de esta sustancia. Algunos métodos sustitutivos de la nicotina tradicionales, como chicles o parques, tienen mayor porcentaje de éxito para conseguir dejar de fumar.