El año 2014 cumple el XXV aniversario del descubrimiento de Siega Verde, un destacado conjunto de arte rupestre situado en el Oeste de la provincia de Salamanca, declarado Patrimonio de la Humanidad junto al vecino enclave de Foz Côa, en Portugal.
Entre los actos de conmemoración del hallazgo, la Hospedería Fonseca de la Universidad de Salamanca ha acogido una jornada técnica de presentación de los estudios de conservación que se han realizado, en la que también se han comentado las próximas actuaciones que se llevarán a cabo para seguir preservando el yacimiento, algunas apoyadas en el uso de nuevas tecnologías.
En los últimos años, a través del Centro Conservación y Restauración de la Junta de Castilla y León, se han coordinado estudios de diferentes expertos, especialmente sobre condicionantes ambientales. Los geólogos han analizado la piedra que sirve de soporte a los grabados y la Universidad de Vigo ha investigado los líquenes de la zona y su influencia en la conservación.
En general, el estado de los grabados de Siega Verde es bueno, según los expertos.
Se han llevado a cabo trabajos de documentación, mapas de daños e identificación de los factores de riesgo. El objetivo es planificar labores anuales de mantenimiento, sobre todo de control de la vegetación, para evitar grandes intervenciones que modifican lo que se intenta proteger.
Los próximos pasos se apoyan en las nuevas tecnología para el control de los factores de riesgo. Una de las ideas según han comentado los responsables del proyecto es «aplicar la tecnología 3D para escanear a alta resolución zonas acotadas». Esta innovación se utilizaría como sistema de verificación para saber si hay modificaciones en el relieve, por ejemplo, si aparecen grietas o algún movimiento en los bloques de piedra.
«Hasta ahora se utilizan sistemas físicos sobre la piedra y queremos medios no invasivos que no impliquen contacto directo con la roca», comenta Cristina Escudero.
Milagros Burón, del Centro de Conservación y Restauración, explica que el principal riesgo para el yacimiento es el propio río Águeda, alrededor del cual se ubican los grabados, «a través de sus crecidas o por la erosión que provoca a lo largo del tiempo», a lo que hay que añadir que la humedad influye en el crecimiento de la vegetación.
Por el contrario, las acciones del ser humano están muy controladas gracias a la colaboración ciudadana. Además, se va a poner en marcha un programa de prevención para evitar situaciones de emergencias como la amenaza de un incendio.